Víctor Viano: Diseño de portada

No recibir el crédito merecido llega a ser agotador. Cuando yo era niña, los adultos insistían en que les pusiera mi nombre a los cuadernos, cartucheras y creyones. Yo ignoraba su consejo, y un día desaparecieron mis creyones del estante del salón. Como castigo, la maestra obligó a cada estudiante a darme uno de los suyos. Pero de todos recibí solamente el creyón blanco, así que jamás pude volver a dibujar de nuevo manzanas, naranjas o cambures -nada, en realidad.

Lo mismo ocurrió al emigrar a los Estados Unidos desde Venezuela. El gobierno me solicitó certificados, sellos y firmas que justificaran mi estadía y demostraran que no iba a ser yo una carga para la sociedad. Cada carta de recomendación que entregué fue meticulosamente examinada, con el propósito de determinar si mi contribución a mi campo laboral me hacía digna de ser admitida.

Ahora que soy residente “legal”, eso ya ni cuenta. El gobierno estadounidense incluso me cambió el apellido por otro más fácil de pronunciar. No soy la primera persona a quien le pasa algo así. Traigo a colación estas historias para llamar la atención sobre un nombre cuya obra merece resaltarse: Víctor Viano. Al reconstruir la historia de los libros que viajaron conmigo desde Venezuela, he procurado rastrear también la historia personal y profesional de sus diseñadores. La vida de Viano, en particular, me ha resultado enigmática. Cuando yo era más joven, me daba la impresión de que todas las portadas de libros eran idénticas -idénticamente feas, quiero decir. Las portadas de la época anterior a mi nacimiento eran sin duda mejores, y las de Viano me parecían las más sobresalientes.

Nacido en Argentina en 1939, Viano emigró a Venezuela en 1968, durante un tiempo de convulsión social en su país de origen. En Caracas llegó a ser director de arte de la agencia publicitaria de Ricardo De Luca; sin embargo, al cabo de un año de empleo allí, comenzó a dedicarse casi exclusivamente al diseño de libros de forma independiente. En esos días, la industria editorial venezolana estaba fundamentalmente financiada por el gobierno nacional; se vivía entonces un periodo democrático. Viano diseñó logotipos, cabeceras de periódicos e incluso carátulas de discos para clientes variados. Asimismo trabajó para Monte Ávila Editores, una de las editoriales más prestigiosas de América Latina, donde a cada tapa e imagen que diseñó le dio un sentido de universalidad.

Viano murió en España en el año 2000. He llevado sus libros por todo el mundo, con la esperanza de compartir el relato de su vida. Las cajas de libros suyos se han ido llenando también con los de otros diseñadores latinoamericanos cuya labor se conoce muy poco. Sus obras son como lápidas gráficas que van dejando pistas que nos guían a los procesos de trabajo y a la filosofía de los diseñadores. No es de extrañar que mi suegra me diga que a todas partes llevo mi cementerio personal.

La hondura y significación de una vida y de una obra no pueden resumirse en unos pocos párrafos; de allí que estas no sean mis últimas palabras sobre Víctor Viano.

©Trópico Absoluto

Faride Mereb (Valencia, Venezuela 1989) es editora y diseñadora gráfica, fundadora y directora de Ediciones Letra Muerta, con sede en Caracas. Estudió en el Instituto de Diseño de Caracas y más tarde obtuvo una Licenciatura en Bellas Artes en la Universidad Arturo Michelena de Valencia. En 2015, Mereb comenzó a trabajar en la prestigiosa editorial Ex Libris junto a Javier Aizpurua. En 2016, fue galardonada con el oro en la categoría editorial en los Premios Latinoamericanos de Diseño por Al Filo, de la poeta y periodista venezolana Miyó Vestrini. Con Letra Muerta publicó en 2016 Poemas, de Ida Gramcko, obra preseleccionada en el concurso ‘Best Book design From all over the World’ (Leipzig, Alemania). Radicada en Nueva York, es miembro de la American Printing History Association (APHA), de The Bibliographical Society of America y del Center for Book Arts. Compagina la enseñanza con el trabajo en su estudio para empresas como Penguin Random House, Kenning Editions, Cuban Artists Around the World, Ugly Duckling Presse.

Agradecemos especialmente a Michael Russem de Katherine Small Gallery (Somerville, MA., USA.) por permitirnos reproducir aquí este trabajo.