El 28 de Nicolás Maduro
Cada vez que Nicolás Maduro intenta silenciar con mentiras y represión a la oposición democrática venezolana, valiéndose de la embestida militar y policial en el tejido urbano y el confinamiento y la tortura selectivos contra disidentes, la “izquierda Disney” va al paraíso. Los calcógrafos del sueño denuncian la injerencia extranjera sobre la supuesta voluntad soberana del pueblo que ciegamente apoya al régimen legado por Hugo Chávez. Pero no poderse ver en el espejo no significa que otros no puedan ver la imagen corrupta, cínica y agotada que devuelve el chavismo-madurismo. Tanto el gobierno como la izquierda vampírica que lo celebra denuncian la manipulación ideológica de líderes burgueses que desean desviar groseramente el curso histórico de venezolanos convencidos del proceso revolucionario desde hace 25 años. Si el ejercicio del poder desgasta aún a los políticos aptos, esto no parece ocurrir al régimen que detenta el poder en Venezuela, blindado contra el estrepitoso fracaso de políticas económicas y sociales que han forzado la salida del país de casi 8 millones de ciudadanos, aun cruzando el tapón de Darién. Paradójicamente, si los movimientos sociales han cambiado el panorama político en la América Latina de las últimas décadas, en la Venezuela chavista sigue estando penalizado el aborto, las comunidades indígenas continúan sufriendo los embates de la iniquidad extractivista y la violencia colonial, el medio ambiente pareciera estar a la orden de la hubris económica, los afrodescendientes son ciudadanos de segundo y tercer orden, la población LGTBQ+ continúa luchando para alcanzar un reconocimiento legal de sus derechos y las mujeres son víctimas de violencia de género, haciendo de Venezuela uno de los países con un índice alarmante de feminicidios en la región.
Esta vez la jornada electoral del 28 de julio excluyó a millones de personas que hemos salido del país. No se nos permitió votar. Y aun así la oposición alcanzó una abrumadora victoria proporcionada por la alta participación de las clases populares a lo largo del territorio nacional. Esta vez, la voluntad y fuerza de este proceso estuvo justamente a cargo del pueblo, que al ser aplastada su decisión de cambio comenzó a derribar estatuas de Hugo Chávez y quemar carteles con el retrato de Maduro para salir a la calle a expresar su desobediencia civil a pesar de las amenazas. Otra diferencia importante de procesos anteriores que el circuito de influencia y las relaciones públicas del gobierno no han logrado ocultar es el portal digital creado por la Unidad donde se han publicado los boletines electorales del 73.23 por ciento de los electores que participaron de la jornada por mesa y centro electoral. Allí el pueblo puede buscar su nombre y consultar los resultados oficiales de cada lugar donde se escrutaron los votos que dieron como ganador a Edmundo González. A pesar de los hackers que han intentado sabotear el portal, dichos datos están disponibles en el espacio virtual y pueden ser descargados. Esta extraordinaria manera de mostrar con transparencia los datos oficiales que el CNE no publicó y que fueron obtenidos astutamente por la oposición, proyecta cómo opera la maquinaria goebbeliana del régimen de Nicolás Maduro, Vladimir Padrino, Jorge Rodríguez y Diosdado Cabello. También es una prueba más que les obliga a aferrarse cruelmente a su poder. Su culpabilidad es equivalente a la de cualquier criminal condenado en el pasado por aniquilar a una nación y destruir a un país.
Gabriela Rangel
Brooklyn, New York
©Trópico Absoluto
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