Difundir la verdad es lo único que me sostiene
El 27 de julio me paré a las 2 am porque tenía mucho estrés y un mal pálpito. Estuve 25 horas corridas sin dormir durante todo el día de la votación, elaborando boletines informativos para las comunidades más pobres que se difunden por WhatsApp. Desde ese momento, no he parado de hacerlos junto a un equipo de voluntarios.
He visto videos espeluznantes. La gente me llama y me cuenta que los amenazaron en su edificio con la Operación Tun Tun por tocar cacerolas. Otros periodistas han tenido que enconcharse porque los están buscando. Me hice una coraza y no he parado de difundir información verificada.
En un acto de osadía, concedí dos entrevistas. Una a España y otra a Chile. Luego pensé que me iban a buscar por lo que dije de manera comedida: número de muertos, desapariciones forzadas, detenidos y un apagón informativo. Hoy sólo paso información a amigos periodistas que apoyan la causa democrática.
Seré una cobarde, pero ya no me atrevo a dar una entrevista a alguien que no conozca, porque están monitoreando la información que sale hacia otros países. Para el gobernante, Nicolás Maduro, hay un complot de los medios nacionales e internacionales para desestabilizar al país. Yo soy una pendeja. Si me ponen presa, con la cantidad de detenidos que hay, ¿quién va a defenderme en medio de esta razzia? ¿quién va a cuidar a mis gatas? Es un poco egoísta, pero no tengo complejo de mártir.
Estoy extenuada. Mis días no tienen escape: me intoxico de noticias terribles, rumores y no veo una salida clara. Muchos periodistas están siendo perseguidos y dos están presos. Perdí el número de corresponsales extranjeros que fueron buscados en sus hoteles y deportados.
* * *
Todos mis hermanos viven fuera. Soy la única terca que insistió en quedarse y en este momento sólo pienso en agarrar un avión e irme no sé a dónde. El martes 30 de julio en la mañana, mi hermano me llamó desde Camberley (Inglaterra) para decirme que a nuestro amigo Ricardo Estévez se lo habían llevado preso. Dos camionetas de lujo lo interceptaron saliendo de su casa en El Cafetal. Me quebré. Estaba trabajando y les conté lo que pasaba y que necesitaba aire.
Me encerré en el baño a llorar desesperadamente de impotencia, como si me hubiesen dicho que estaba muerto. A Ricardo —ingeniero mecánico, fundador de la ONG Súmate y miembro del equipo técnico de Vente— lo acusan de “falsificar” las actas que presentó la oposición y colgó en distintas páginas web.
Es un hombre que se hizo religioso ya mayor. El párroco de su Iglesia ha visitado todos los centros de detención y no saben dónde está. Es primo de conocido chef, Sumito Estévez.
Cada vez que mi mente se distrae y pienso en él, o hablo con mi hermano e intercambiamos información, sólo pedimos, vanamente, que no lo estén torturando para incriminar a nadie. Es muy difícil evitar la imagen de él en un sótano moliéndolo a coñazos y a palos.
* * *
Ahora tengo Covid. Me arrastro por las mañanas y ayudo como puedo a monitorear y verificar la información, para difundir en el boletín que ha cogido un vuelo impresionante y todo el mundo reclama porque la mayoría de los portales de noticias están bloqueados y necesitan usar VPN. En cambio por WhatsApp, lo rebotan y listo. Ahora la fiebre y los escalofríos me hacen difícil escribir, pero tengo la férrea voluntad de hacerlo. Es lo único que tengo, mi única arma: la verdad y hacer que le llegue a la mayor cantidad de gente posible.
©Trópico Absoluto
Celina Carquez
Caracas
5 Comentarios
Escribe un comentario
Un abrazo.
Gracias por tu valentía! Mi abrazo venezolano te lo envío desde Galicia. No pude votar. No me dejaron. En qué, cómo puedo serte útil?
Maravillosa crónica de días tenebrosos. Los que estamos afuera no sabemos (aunque imaginemos) lo que es estar allá, con miedo y estupor por la ola represiva que el gobierno está llevando a cabo. Tantos imbéciles y frívolos opinando sobre lo que no viven a diario. Te quiero y admiro mucho.
Los periodistas son humanos, gracias por mostrarlo!
Fuerza. Seremos libres.