/ Elecciones-28J

Yo le escribo a mi nieta

He elaborado un proyecto para ella. Es lo único que puedo hacer. Le cuento a la tierra venezolana, para que conozca sobre sus ancestros, abuelos, mamá, papá y gente que ha conformado un país a través de su historia. Como son las casas, sus tradiciones, su cultura, la naturaleza. Ella nació afuera, en otro país. Venezuela tiene sus límites geográficos donde viven muchísimas personas llenas de esfuerzo, trabajo, sueños, también se han proyectado al mundo entero. Sus padres decidieron salir en busca de nuevas oportunidades. El sonido de nuestras voces ya recorre el orbe. No quiero que mi nieta deje de conocer sus orígenes. Me he dado a la tarea de narrarle realidades, aventuras, anécdotas. Le hablo de los pajaritos, su canto y colores. Hago encuentro de ellos con las aves de la tierra donde ella vive. De manera tal que conversan, se entrecruzan, llevan mensajes de continentes. Le menciono a las maticas, flores, árboles del trópico, hago relaciones con las del lugar de clima frío y lluvioso en el cual vive. Por allí me voy tanteando hasta ver donde llego. Hago aproximaciones, intento la antropología, para mí es base esencial, nos explica como seres humanos en relación con la totalidad. En estos días le envié una caja con muñecas de trapo. Le hablé de Reverón y Aquiles Nazoa. Vio fotos de ambos sentados junto a ellas en abrazo y dialogo. Le hablo de la poesía y literatura: Cadenas, Pantin, Flores, Cabrujas, Liendo, Parra, Armas, Gallegos, Otero, entre muchísimos. Voy poco a poco. Le he dicho que Maya, la gatica que tanto amo, la encontré mientras caminaba por las calles de Chacaíto en Caracas. Quiero que sepa de la música y sus autores: Chelique Sarabia con “Mi propio yo”; Augusto Brandt y “Besos en mis Sueños“; Soledad Bravo a través de un “Polo Margariteño”; el Quinteto Contrapunto y “Aguinaldo del Callao”; Manuel Yánez en “Viajera del Río”; Simón Díaz en Guillermina. El firmamento del cancionero nuestro en todas sus expresiones. Diablos de Yare, la hallaca, uva de playa, el cacao. Son cartas voladoras, viajan de una ciudad a otra. Papeles invisibles llenos de letras, dibujos, canciones. No quiero que pierda la profundidad, el barro original constructor el cual nos hizo como sociedad. Insisto en la arcilla y como se pueden modelar con ella piezas costumbristas. Toda, absolutamente toda la familia cercana se separó. Ahora es lejana. Cada quien tomo un camino buscando donde arreglárselas para vivir. Las distancias inevitablemente producen alejamiento y ausencias. Es su lógica. Así es como se comporta en sus eventos ante ciertos cambios. Queda la memoria. Traer la arqueología, hacerla presente en vasijas de barro que atraviesan tierras con sus mares trasladando historias. Así yo le cuento a mi nieta  con escritos sobre la arcilla de colores que cuando es tocada, puede sentirse la humanidad y hasta el confín del universo, pues la tierra es viajante, exploradora y habita incluso dentro de nosotros con sus relatos.  Deseo hacerle cuentos que la acompañen desde la infancia hasta su adultez. Etapa por etapa de sus años quisiera agregar una gótica con temas que la incentiven a estudiar y conocer. Letras conformadoras de palabras, lazo de los tiempos sentimentales. “Te cuento, Nicole”, es como se intitula ese andar pretendido. De manera tal, es posible, ella vea un día el Araguaney y sabrá acerca del color, textura, tamaño, frondosidad, inmensidad, significado, contenido, lugar. Y si en un instante escucha, en el azar de los caminos de su vida, el canto sutil de un pajarito al ella pasar, dirá, ese es un turpial negro, blanco, amarillo y naranja, trae cuentos de la tierra de mi papá y mamá, canta recuerdos, de un amanecer y atardecer en las costas, llanos y montañas venezolanas. Quizás, a lo mejor, no lo sabemos, es posible la reunión, el encuentro absoluto de todos algún día en mi tierra tan querida. En ese momento, yo mismo con mi voz desafinada y de lágrimas tararee con alegría, “Aleluya, Aleluya, Aleluya”, como cantaba Cherry Navarro.  El mismo sol de por acá se asoma en su hora por allá. Así la luna en su hermosa femineidad. Te canturreo vida, siempre será. Podemos soñar, ilusionarnos, cambiar realidades, ¿verdad?

Lorenzo Figallo Calzadilla          
Dorset, Reino Unido

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