Etica y tecnología. El fotoperiodismo frente a la Inteligencia Artificial
A propósito del debate provocado por el alemán Boris Eldagsen, el artista que rechazó el prestigioso premio de fotografía Sony World Photography Awards, que había ganado con una imagen generada con la ayuda de Inteligencia Artificial, Alfredo Padrón formula algunas reflexiones sobre el presente y el futuro de esta inquietante tecnología que está llamada a modificar radicalmente algunas formas de trabajo y la producción de contenidos tal como los conocíamos hasta ahora.
Un enriquecedor debate con mis alumnos de Fotoperiodismo de INTEC, llamó mi atención sobre el objeto de mayor preocupación entre ellos respecto al tema de la Inteligencia Artificial (IA); la vulnerabilidad de su dignidad personal frente a posibles manipulaciones o suplantación de su identidad, como le ocurre a la protagonista de “La toma del poder” que se puede ver en la plataforma de Netflix, en donde mediante el uso de la IA, en un video subido a la red, intercambian el rostro de un asesino por el suyo (una hacker que denuncia hechos de corrupción), para desprestigiarla e inculparla.
Entre mis contactos digitales se expresa una preocupación mayo; una visión un tanto apocalíptica, sobre la posibilidad del sometimiento de la humanidad por parte de las máquinas. Este es un punto que si bien ha sido tratado en la ficción cinematográfica desde Kubrick en su célebre “2001, una odisea del espacio” en donde H.A.L 9000 (siglas que anteceden a IBM) un superordenador se hace con el control de la nave espacial comprometiendo gravemente su misión original y secreta, hasta “Terminator” con Arnold Schwarzenegger, pasando por “Yo, robot” protagonizada por Will Smith, nunca antes se había percibido como una amenaza tan latente y posible como ahora con los avances en la materia registrados los últimos meses, angustia que yo relaciono con las amenazas a la libertad encarnadas por el auge de las neo dictaduras en países de varios continentes.
Antes de entrar en materia directa de lo enunciado por el título del artículo, me gustaría matizar esta legítima preocupación de amigos y conocidos, mediante la reflexión del psicólogo y neurocientífico, matemático de origen, Stanislas Dehaene, quien nos pide otorgar un poco más de crédito al cerebro humano, el cual, con sólo kilo y medio de peso, es más potente que la más grande de las máquinas de IA que existen al día de hoy. Mientras un bebé de sólo tres meses ya es capaz de reconocer el idioma materno y distinguir cuándo se le habla en otro idioma, desarrollando en un tiempo muy corto la capacidad de “aprender a aprender” el super ordenador de IA sólo podrá igualar a nuestro cerebro cuando sea alimentado con toneladas de información. La manipulación de la fotografía en el periodismo es un fenómeno muy anterior al advenimiento de la tecnología digital y mis alumnos son todos “nativos» digitales, vale decir que no tuvieron la experiencia de la fotografía química y física. Ya en 1917 en las postrimerías de la primera guerra mundial, el fotógrafo de guerra australiano Frank Hurley produjo la célebre “The Raid” que pretendía mostrar una “instantánea” cuando en realidad era una fotocomposición o fotomontaje, realizado a partir de 12 negativos diferentes.
El propósito de Hurley era el de trasmitir mejor la experiencia vivida en el frente, imposible de captar en una sola toma debido al aparatoso instrumental fotográfico de la época, pero fue cuestionado duramente por críticos e historiadores acusado de manipular la realidad. Cabría preguntarse, puesto que cada una de las fotos de la composición fueron tomadas por Hurley en el frente, sobre la legitimidad de su propuesta, a raíz del cuestionamiento que se le hizo en época posterior al también célebre fotógrafo Eugen Smith, considerado el padre del fotoensayo, quien fuera puesto en tela de juicio por orquestar la puesta en escena de fotografías, que se suponían espontáneas; la contundente respuesta de Smith fue: “Mi honestidad radica en mi habilidad para comprender”
…en fotografía, la “realidad” y la “verdad” tienen más que ver con lo que queda fuera del encuadre que con lo que permanece dentro de él.
La fotografía siempre ha cargado el fardo de la mimesis de la realidad, que, en el imaginario colectivo es equiparada con la verdad, por eso la alteración del cliché fotográfico por cualquier medio, analógico, digital o generado por IA, siempre será un tema polémico, puesto que la fotografía pocas veces puede reflejar a ninguna de las dos. La fotografía se expresa sobre un soporte bidimensional incapaz de reflejar la tercera dimensión más que mediante el artificio de la óptica y la iluminación y en segundo lugar, porque toda fotografía es un ejercicio de exclusión de lo que no le interesa al fotógrafo incluir en las reducidas dimensiones de su encuadre, tamizado además por su cultura, formación, prejuicios e ideología, todo lo cual define la acción determinante del resultado fotográfico; la asunción del punto de vista. En este sentido, en fotografía, la “realidad” y la “verdad” tienen más que ver con lo que queda fuera del encuadre que con lo que permanece dentro de él.
Con la IA se abre un abanico de tentaciones para crear imágenes que sin relación con la noticia, pretendan dar testimonio sobre ella, o para la cobertura de eventos a los que el periodista nunca asistió, se multiplicarán las fakes news que implicarán a figuras de la farándula, el jet set internacional o de la política, con el fin de difamarlas o de crear escándalo que permita la monetización de las páginas, es decir, más de lo que ya existe pero potenciado con esta herramienta poderosa que hará más difícil la separación de la paja del trigo, en lo que a noticias se refiere.
Sin duda lo anterior supone un reto para los medios y para los consumidores de noticias; los primeros deben establecer mecanismos de verificación efectivos que por el momento o no existen o no son eficaces. Prueba de ello es el incidente que acaba de ocurrir con el premio Sony World Photography Award, uno de los premios más importantes y respetados en el mundo de la fotografía, rechazado por su ganador en una de sus categorías, el fotógrafo alemán Boris Eldagsen, quien deliberadamente participó con una imagen generada mediante IA para demostrar que “el mundo del arte no está preparado para estos avances tecnológicos” a la vez que comprobaba si el concurso tenía medidas para detectar imágenes generadas mediante la técnica denominada “Pseudomnesia» que utiliza la IA, y evidentemente no las tenía.
Eldagsen utiliza una “inteligencia muy natural” para enviarnos un alerta sobre la necesidad de una ética del uso de la tecnología en los medios y plataformas digitales, que ofrezca a los lectores las garantías mínimas para prevenirlos en contra del engaño. Esto no es una condena “per se” a los avances tecnológicos, la inteligencia artificial tiene un buen rato inmiscuida en una multiplicidad de actividades de nuestra vida cotidiana. En el campo concreto de la fotografía, está presente en el software por excelencia que utilizamos los fotógrafos para la manipulación digital de nuestras imágenes, mediante acciones para colorear el blanco y negro, para recuperar la falta de nitidez perdida en la toma original, para recuperar el ruido digital sin pérdida del foco y muchas otras que resultaría largo enumerar aquí pero que representan métodos por demás eficaces para la realización de nuestro trabajo.
En términos concretos ¿qué se debe hacer ante la irrupción de esta inquietante tecnología en nuestra vida diaria? ¿Se debe legislar al respecto? ¿A qué nivel se debe hacer? ¿A cuáles mecanismos de verificación pueden recurrir los lectores? Para finalizar y parafraseando al célebre pintor René Magritte sólo diré que no hay respuestas en mis reflexiones, sólo preguntas.
©Trópico Absoluto
Alfredo Padrón (Cumaná, 1957) es fotógrafo y cinematógrafo, licenciado en Artes mención Imagen de Cine y Televisión, y Master en Business Administration (MBA). Su trayectoria se extiende desde la dirección de fotografía en films de cortometraje documental y largometraje de ficción, pasando por la fotografía de retrato aplicada al mundo del espectáculo, la industria discográfica y la imagen corporativa. En la actualidad se dedica a la docencia en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), y en la Escuela de Diseño, ambos en República Dominicana.
6 Comentarios
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Cómo siempre excelente mi hermano Alfredo!
Cómo siempre excelente mi hermano Alfredo! Muy acertado punto de vista!
Excelente reflexión y muy acertada opinión sobre el modo de utilizar la inteligencia artificial en el arte fotográfico! Me encantó querido Alfredo.
Excelente artículo que muestra que «no hay respuestas en mis reflexiones, sólo preguntas». Pienso que cada vez nos alejamos más de la posibilidad de legislar sobre ese tema porque los desarrolladores de IA van cada vez más adelante de los encargados de legislar en cuanto a conocimientos
La realidad y la ética, wn nuestros días se cambia y se modela a los intereses del mejor postor . Por allí leí cito: » El desarrollo de las IAs generativas ae debe al parasitismo de la obra artística precedente. En la IAs, el genio es el que invento el programa, jamás será igual una escultura de Miguel Angel, hecha con una impresora 3D, esto seria la misma ridiculez, el genio es el que inventó la impresora. «
Excelente relato. Un saludo desde Bruselas.