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Las palabras del poder

Irma Chumaceiro y Alexandra Álvarez Muro revisan en este trabajo el origen del concepto de “neolengua” y evalúan la pertinencia de esta denominación como discurso del poder. El estudio se basa en textos del chavismo y el poschavismo, caracterizando la “neolengua” como un tipo de discurso que se origina en el poder, que impone formas de pensar y busca modelar la consciencia de los ciudadanos. Desde el punto de vista lingüístico, las autoras observan cómo esta forma de discurso se vale de estrategias que operan cambios semánticos en función de atizar la división de la población en acólitos y adversarios.

Ojos de la muerte. Collage digital. Francisco Bassim. 2019

Este cambio de significado de las palabras que expresan ideas políticas no es un hecho aislado, sino un proceso continuo, una técnica empleada consciente o inconscientemente para dirigir al pueblo. De manera gradual, a medida que avanza este proceso, todo el idioma es expoliado, y las palabras se transforman en cáscaras vacías, desprovistas de todo significado definido, tan capaces de designar una cosa como su contraria y útiles tan sólo para las asociaciones emocionales que aún les están adheridas.

Hayek. Camino de servidumbre

I. Introducción 

Desde su ascenso al poder Hugo Chávez hizo de la lengua un recurso y un apoyo para alcanzar sus objetivos político-ideológicos. En la medida que el régimen fue consolidándose, su discurso integró nuevas expresiones, alteraciones semánticas, estrategias retóricas y recursos cognitivos con el fin de movilizar sensiblemente a sus seguidores en  pro de una mayor adhesión, pero, también, de estigmatizar y procurar el rechazo hacia a sus adversarios.  De una manera efectiva, este proceso modelador ha contribuido durante más de veinte años a la polarización política y a la división entre los venezolanos. Así, los textos oficiales del chavismo y del poschavismo han incorporado nuevas formas de decir, de significar y de relacionarse verbalmente con el auditorio que  han abonado el terreno para la imposición de una “neolengua”, como la denominó Orwell, en su obra 1984. En este sentido, “escuálidos”, “majunches”, “cachorros del imperio”, “vende patria” “oligarcas”, “apátridas”, “pitiyanquis”, “golpistas” “armas biológicas”, “bioterroristas” y “trocheros”, entre otras; son palabras que desde el poder han contribuido a extender un discurso discriminatorio y autoritario que se ha impuesto, por igual, a seguidores y opositores. En los textos oficiales, el empleo de estas expresiones va acompañado de recursos retóricos y expresivos de diferente orden, del uso de metáforas encubridoras y del manejo de la afectividad propia del discurso hegemónico y opresor. Igualmente se procura en el plano cognitivo el modelaje interesado de los hechos en función de los intereses del alto gobierno y su dirigencia, así como la difusión de representaciones sociales y matrices de opinión que facilitan la consecución de los objetivos ideológicos del régimen. 

2. Metodología

Es nuestro interés el estudio de la lengua del poder así como de las políticas que se asocian a tal praxis textual. Tomamos para ello ejemplos del discurso chavista y poschavista (es decir, del discurso oficial del gobierno de Hugo Chávez y Nicolás Maduro). 

a. En el plano de lo cultural-literario, desarrollamos el concepto de neolengua y su materialización en el discurso, así como algunas consideraciones sobre la pertinencia de su denominación desde el punto de vista lingüístico.  

b. En el plano  lingüístico discursivo nos dedicamos a la descripción y el análisis de los siguientes recursos:  

i. Las construcciones léxico-semánticas más representativas, ya que este constituye el nivel más permeable y cambiante de una lengua, pero también se relaciona con los aspectos más vinculados con la cognición y la transmisión del mensaje. 

ii. Los recursos lingüísticos empleados, tales como: el cambio semántico, la ampliación semántica, el uso de sufijación despectiva y otros aspectos gramaticales, con la función de dividir a la población en amigos y enemigos.

iii. La delimitación de los campos semánticos que se expresan en variedad de palabras y expresiones que propician representaciones de la realidad acordes con los intereses del poder.  

c. En el plano de la cognición, el reconocimiento y explicación de los campos conceptuales  y de las metáforas utilizadas en el discurso de los actores políticos afines al chavismo.

3. Neolengua y literatura 

Se ha llamado neolengua  al modelaje lingüístico, por parte de quienes detentan el poder, con la finalidad de dirigir los pensamientos de los otros en función de una determinada concepción, o de conducirlos hacia objetivos prefijados. Cánova González (2020: 288) la caracteriza como “una nueva forma de llamar a la realidad para crear divisiones, construir una sociedad polarizada y, en especial, facilitar la confusión, la mentira y la manipulación de la gente”. En este apartado revisamos el concepto de neolengua en literatura y haremos algunas consideraciones sobre la pertinencia de su denominación desde el punto de vista lingüístico.  

El concepto de neolengua (Newspeak) fue creado en la literatura por George Orwell, en su novela 1984.  En esta novela la neolengua sustituye a la lengua habitual, la viejalengua (Oldspeak), y tiene como función descontrolar el pensamiento de los ciudadanos. Con ella se propicia, entre otras cosas, un vocabulario reducido y la ausencia de doble sentido (implicaturas, sobreentendidos e ironía). Un hablante de neolengua necesita de pocas palabras para expresar pocas ideas, aquellas que desde la cúpula se procura que interioricen y expresen sin reflexionar (cf. Canova González el al., 2020).

Las novelas distópicas, como la de Orwell, han sido clasificadas como ciencia ficción, pues se sitúan en un futuro de avances tecnológicos (Baldick, 2001, p.74). En específico, se caracterizan por desarrollarse en contextos autoritarios y de férreo control social de la población. También han sido descritas como una literatura basada en comunidades de ficción “defectivas” que satirizan a las comunidades utópicas, incluso las de la vida real (Booker, 2005).  Con ello se convierten en  formas opuestas de creación pues, según Gebreen (2020), las novelas utópicas se construyen sobre los sueños de una sociedad mientras que las distópicas refieren a pesadillas individuales. 

A la novela de Orwell, que fictiviza una realidad totalitaria, la precedieron los diarios de Viktor Klemperer, publicados en 1947, como LTI – Lingua Tertii Imperii: Notizbuch eines Philologen. Klemperer, un profesor alemán de origen judío, casado con una aria que logró sobrevivir el Reich dentro de Alemania, aunque fue despojado de su cátedra universitaria y obligado a trabajar en una fábrica. Klemperer recogió las expresiones características del nazismo empleadas como propaganda contra los judíos; entre ellas: “Konzentrationslager” ‘campo de concentración’ por ‘campo de exterminio’; “Sonderbehandlung” ‘tratamiento especial’ por ‘asesinato’; “verschärfte Vernehmung” ‘interrogatorio intensificado’ por ‘tortura’. 

Vale destacar que nuestra desestimación y crítica de la llamada neolengua no es un asunto purista; no se trata de mantener una lengua impoluta, libre de contaminaciones. Se busca develar las prácticas del poder subyacentes a su uso y crear conciencia sobre el hecho de que tal tipo de constructos lingüísticos cumplen, entre otras, las funciones de dividir, engañar y confundir al otro, sea este adversario o  subordinado (Cánova González 2020). En el caso de Venezuela, a juicio de Cánova (2010), la propaganda y la neolengua pretenden dividir a la sociedad, hacerla en parte sumisa y en parte polarizada, aunque a menudo no lo logren (Auerbach y Castronovo 2013).   

Antes que nada, cabe aclarar que la llamada “neolengua” no es una lengua en el sentido propiamente lingüístico, pues su aplicación no va acompañada de cambios gramaticales ni sintácticos. En nuestra opinión, la conformación de la “neolengua” afecta principalmente el componente  léxico-semántico, así como incrementa el empleo efectivo de la argumentación y de las estrategias retóricas. En lo atinente al componente pragmático, en la “neolengua” el manejo de la fuerza ilocutiva de los enunciados (el cómo se dice) y el carácter de autoridad del emisor (el quién lo dice) le confiere un poder no solo modelador, sino también hacedor al lenguaje. Así, desde el discurso, se pueden propiciar en la población nuevas representaciones cognitivas que llevan a una preestablecida transformación social y, en algunos casos, al control de la población.

En la “neolengua”, asimismo, hay un manejo psicológico relacionado con el discurso publicitario y la propaganda política que le confieren un carácter que pretende ser ejemplarizante y una actitud didáctica, pues se “enseña” a la población una forma de “actuar bien”, acorde con lo establecido. Esto implica, asimismo, un juicio de valor, pues se trata de una enseñanza moral de responsabilidad y valoración de la patria.  Podemos resumir las características de la “neolengua” de la siguiente forma:

  • Se origina siempre en  el poder.
  • Se imponen formas de pensar y se busca  modelar la consciencia de los ciudadanos. 
  • Es simple, coloquial y repetitiva.
  • Emplea léxico nuevo y formas usuales con cambios semánticos. 
  • Se vale de metáforas. 
  • La actitud del enunciador es asertiva y condescendiente.
  • Se relaciona con la propaganda política y el discurso publicitario.
  • Implica e impone juicios de valor. 
  • Va dirigida a quienes tienen pocas posibilidades de informarse. 
  • Se habla a los subordinados aunque no siempre se los convence.

Conviene aclarar que a pesar de la redefinición y ampliación del término “neolengua” que hemos esbozado, continuaremos usando tal denominación por  razones didácticas y de la amplia  difusión del término.  

4. El contexto  

En Venezuela desde hace dos décadas hay un régimen autoritario con poder central fuerte y una marcada ausencia de la división de poderes. Las libertades políticas son limitadas por medio del amedrentamiento, la persecución y la represión. Es frecuente la privación arbitraria de las libertades civiles y la poca tolerancia hacia aquellos que difieren o critican lo establecido por el régimen. Lamentablemente, está en vías de consolidación la prevalencia del partido único, al tiempo que se persigue e inhabilita a los grupos opositores. No es un secreto que el disenso se castiga con prisión, tortura y hasta con desapariciones forzadas. La prensa opositora ha languidecido presionada por el poder, pero subsiste empeñosa y valientemente por internet y las redes sociales. Los gobiernos chavistas se han caracterizado por una tenencia indefinida del poder, pues han permanecido en el gobierno desde hace veinte y un años, con elecciones, en algunos casos, poco transparentes. El control social y la precaria estabilidad se mantienen con el concurso de las distintas fuerzas militares y grupos policiales. Además, se ha empobrecido a la población a quien hoy se le hacen inalcanzables alimentos y medicinas como consecuencia de una economía inflacionaria y  el deterioro de las empresas productoras de dichos rubros.  Asimismo, un control de cambio permanente ha llevado a la degradación de la moneda nacional y a su coexistencia con divisas a las cuales no tiene acceso la gran la mayoría de la  población, que ha visto mermados drásticamente sus recursos.

En este escenario de gobierno, el mandatario es el ente que acapara las “buenas virtudes” y de ahí la autoridad para decidir, imponer y juzgar. Tiene la autoridad moral para decidir qué es lo bueno y lo malo. Impone su criterio, primeramente en su gobierno, y juzga, saltándose las divisiones del poder propias de una república (Álvarez, 2018). El emisor se convierte en un héroe, casi santificado ⎯en el caso de Chávez (Álvarez y Chumaceiro 2014)⎯ cuyo lenguaje emotivo convence y conduce a sus seguidores de modo que raya con el fanatismo (Nieto y Otero, 2002). Maduro, por su parte, se vale de sus diálogos con el difunto presidente para legitimar su legado. 

5.  Los recursos lingüístico-discursivos

 En este apartado analizamos 1. las construcciones léxico-semánticas, los sufijos peyorativos y el uso de los pronombres personales; y 2. las estrategias semántico-discursivas empleados en los discursos del chavismo y el poschavismo de Maduro.

5.1.  Las construcciones léxico-semánticas   

En el léxico que utilizan los actores políticos se pone de manifiesto, más que en cualquier otro nivel de la lengua, su visión del mundo y de la ideología en la cual se adscriben. Ambos planos: léxico e ideología se influyen recíprocamente y de manera constante.  

En unos casos, por ejemplo, el emisor se vale de elementos léxicos para crear estereotipos del opositor, a quien muestra como débil, irresponsable y mediocre, con vocablos que resultan insultantes. Chumaceiro (2010) resalta, en el plano léxico-semántico, entre otros aspectos, la creación y el uso de neologismos como: “escualidismo”, “puntofijismo”, “golpismo”, “pitiyanquismo”, […]… “el anuncio que dejó con los crespos hechos a esta vocería atorrante del escualidismo venezolano”. 

Asimismo, el chavismo ha empleado un léxico popular y, en algunas ocasiones hasta vulgar y ofensivo hacia los adversarios. Como sucedió con el teléfono móvil que [Chávez] denominó “vergatario”y, también, en sus repetidos llamados a la “chusma bolivariana”a defender su gobierno. Entre estas construcciones, que propiciaban la identificación con la masas y procuraban su apoyo, destaca: “¿Van ustedes a empichacar este acto con ese grito? ¿Van ustedes a empichacar esta grandeza con ese grito de un ser verdaderamente insignificante?” Tales eran la preguntas que hacía Chávez al oír el apellido de un alcalde del grupo opositor (Chumaceiro, 2010).

En el caso que nos ocupa, los opositores se defendieron diciendo que el escuálido era el presidente, cuyas políticas y acciones de gobierno llevaban al país por mal camino. Para Jucker y Taatsvisainen (2002), el insulto se define por la reacción del interlocutor. En este caso, estos terminaron asumiendo la denominación despectiva como parte de su identidad, y la palabra pervive hasta hoy en el habla popular. Las valoraciones y juicios que se emiten desde el poder contribuyen, sin duda, a modelar  las relaciones de respeto y convivencia en la nación.   

En el siguiente apartado, como ejemplo de neologismos léxicos, revisamos el uso de “escuálidos” y “majunches” por parte de Chávez, para luego referirnos a la expresión “trocheros”, que corresponde al discurso de Maduro y sus colaboradores.

Escuálidos

Este término fue empleado por Hugo Chávez en el  programa Aló Presidente de junio de 2001, cuando usó esta palabra 37 veces para referirse a sus rivales políticos.   Desde entonces el significado deescuálido” como sinónimo de  ‘opositor’ se extendió, no solo al habla de los seguidores del mandatario, sino también en el uso de sus adversarios quienes lo incorporan, incluso, como forma de identificación de su grupo.  De esta manera, los juicios de valor de los grupos dirigentes se cuelan subrepticiamente a la lengua  de los opositores, quienes emplean los términos sin resistencia, incluso, para autodenominarse; y lejos de presentarse como una fuerza políticamente fuerte y con opción de poder, la oposición venezolana adopta sumisamente la denominación descalificadora que le adjudicó el  gobierno.  

Esta expresión es una muestra de la manera en que desde el poder, la lengua se convierte en un eficiente medio para trasmitir representaciones sociales y propiciar conductas en el auditorio.  Siguiendo a Cánova González (2020) encontramos que:

Divide, pues ha servido para aumentar la polarización social y política, separando a los venezolanos entre los partidarios del gobierno: fuertes y patriotas, y los escuálidos, que constituyen una oposición débil, antipatriota (sucia) que no tiene fuerzas para reconducir el país hacia el bienestar y la democracia. 

Engaña, porque para el momento de la creación del término, la oposición había logrado consolidarse y realizar manifestaciones gigantescas en Caracas y en las ciudades del interior, como las del 2013 y 2014, que se desarticularon porque el gobierno empleó una dura represión, bajo la cual murieron sinnúmero de personas, sobre todo jóvenes.  

Confunde, porque la misma oposición comenzó  a emplear el término a manera de chanza, copiando los usos del adversario. Así, escuálidos pasó a formar parte de la identidad del grupo, y creó una representación negativa (un antivalor), que se impuso en el discurso social. 

Majunche

El término “majunche” fue empleado por Chávez en la campaña del 2012. En efecto, fue la palabra más buscada en el Diccionario virtual de la Real Academia Española en ese año, pues los hispanohablantes se preguntaban qué significa ese calificativo que Chávez asignaba a Henrique Capriles, su principal oponente en aquel momento. La palabra, en efecto, estaba en el Diccionario de venezolanismos DIVE, con el significado de “de calidad inferior, deslucido, mediocre”. 

Corresponde hacer notar la manera en que la voz majunche como apodo y calificativo negativo se incorporó al léxico político del venezolano. En una reunión con trabajadores en el Polideportivo José María Vargas del litoral central el 1º. de septiembre de 2012, Chávez se expresó de su adversario en estos términos: “¡Jalabolas eres tú, majunche del imperio, de la burguesía, de los vende patrias! ¡Jalabolas eres tú, irresponsable!” Y más adelante, en esa misma oportunidad sentenció: “exprópiese” al “cochino majunche”. 

Igualmente, en su Discurso de la Lluvia,  Hugo Chávez  retóricamente se dirige a sus correligionarios, haciéndoles preguntas que exigían en respuesta la palabra  “majunche”. Fue el discurso de cierre de campaña del 2012, pronunciado bajo un tremendo aguacero que no impidió la presencia del público. En este caso, usó una caracterización ofensiva que conlleva duros juicios de valor con el fin de deslegitimar a su adversario electoral de entonces:  

¿Quién es el candidato de los grandes ricachones? [¡El majunche!]

¿Quién es el candidato adeco? [¡El majunche!]

¿Quién es el candidato copeyano? [¡El majunche!]

¿Quién es el candidato neoliberal? [¡El majunche!]

¿Quién es el candidato del paquetazo? [¡El majunche!]

¿Quién es el candidato de los corruptos? [¡El majunche!]

¿Quién es el candidato de los grandes negocios? [¡El majunche!]

Trocheros

Esta expresión es empleada en el discurso oficial del poschavismo de manera descalificadora y abiertamente discriminatoria, para hacer referencia a los venezolanos que regresan al país cruzando a pie nuestras fronteras, a partir de la extensión de la pandemia del Covid-19. Si bien dicha palabra era usada, desde tiempo atrás, como venezolanismo para denominar solamente a quienes cobran por transportar de manera ilegal personas y mercancías, a través de los pasos fronterizos —controlados por grupos irregulares, guerrilleros, paramilitares, “colectivos” e incluso militares– se emplea ahora para designar peyorativamente a la migración venezolana que retorna desde los países vecinos. 

Con el uso de este término, desde la más alta cúpula del gobierno, se da lugar a un proceso lingüístico-discursivo de estigmatización, que acarrea la discriminación y el rechazo (verbal y físico) de los desplazados; despojados, de manera arbitraria y premeditada, de su condición de ciudadanos, para limitarles el derecho de volver a su país de origen. 

En tal sentido, cuando desde el poder se  aplica esta denominación a los desplazados se busca dividir, engañar y confundir a los receptores de tales mensajes. Siguiendo a Cánova González (2020) encontramos que:

Divide, porque distingue a los retornados de los otros venezolanos, de los “patriotas”, los que no se han ido, o de aquellos que se han ido pero han logrado mantenerse en el exterior. Crea, en otras palabras, un estigma. Se les  estigmatiza lingüísticamente como pobres, derrotados, apátridas y como agentes de contaminación mortal.  Otra denominación, “bioterroristas”,y  la construcciónarmas biológicas” dan cuenta de un proceso semántico complejo, que lleva de un significado inicial (agentes de guerra) a otro muy distinto (personas retornadas por caminos no oficiales). Como consecuencia de este uso se produce también un cambio en la referencia de dichas voces. Ambas trasmiten una carga de significado negativa que  criminaliza y procura el rechazo social de las personas designadas.  Se crea un estereotipo negativo del retornado.

Engaña, porque evidentemente ni todos los retornados están contaminados, ni son la causa del incremento exponencial de la epidemia en el país. Mucho menos aún podría acusárseles de dañar conscientemente a sus compatriotas. Todos conocemos las carencias estructurales que se sufren en Venezuela, las cuales parecen causas intrínsecas suficientes para propiciar la enfermedad y su contagio.

Confunde, porque la población adopta el término que se le impone desde arriba, a través de los voceros gubernamentales y de algunos medios. En este caso, “trochero” se asocia semánticamente a ‘retornado’ y a su vez este vocablo se relaciona arbitrariamente con agente contaminante, crisis sanitaria e, incluso, muerte.Por su parte, “bioterroristas” y “armas biológicas”, son  expresiones que  relacionan a los migrantes con agentes de guerra y exterminio de avanzada tecnología  y con presunto apoyo internacional. 

 Los sufijos peyorativos 

Si el sufijo –ero indica una profesión como “peluquero” o “torero”, no es peyorativo; tampoco  “trochero” cuando se refiere  al oficio de guiar el paso por las trochas, sin entrar en otras valoraciones. Sin embargo, hay un uso venezolano del sufijo -ero como [+colectivo +despectivo] que acarrea la descalificación del otro. El significado original de “trochero”, que denota el oficio de ayudar a los migrantes a atravesar los intrincados pasos fronterizos, se extiende a quienes pasan por esas trochas, y son para el gobierno sospechosos de ser agentes de contaminación del coronavirus.  

 Los pronombres personales

Chumaceiro (2003a) sostiene que, en el plano morfosintáctico, el empleo de las formas pronominales es el recurso más común para la expresión de las relaciones de poder y de la responsabilidad del emisor sobre sus acciones. En este sentido, el empleo de los pronombres personales y de otras formas referenciales está relacionado con las estrategias comunicativas de los hablantes. Además de su función deíctica, estas estructuras ponen en evidencia la forma como se presentan los interlocutores en el discurso; igualmente pueden dar muestra de la manipulación ideológica. (p.22)

En las alocuciones de Maduro sobre la pandemia del coronavirus hay una clara distinción de los grupos de seguidores y adversarios, que se evidencia también con el uso de los pronombres personales en función de la división de la población entre seguidores y adversarios,  como puede verse  a continuación.  

“Yo” denota al enunciador, el mandatario, que se pone al frente de la situación; su sola palabra convierte sus convicciones en verdades: “Yo estuve denunciando el tema de los trocheros y del plan del Alva… de Iván Duque. Estamos tratando de detener el plan de los trocheros” (14 05. 2020). “Yo estoy claro que el factor fundamental han sido los trocheros.” (14 05. 2020). 

Con “nosotros” se refiere a los miembros del gobierno: “Nosotros, a esos 71.000 venezolanos que han entrado legalmente, le hemos dado todas las garantías que no tenían en sus países de origen”(19.07.20).“Ellos” son siempre los adversarios, en este caso los retornados: “Fíjense, de los sesentisiete casos extranjeros, importados, de venezolanos que… llegaron de Colombia o de Brasil” (20.05.2020). “¡Y los trocheros han contaminado ciudades enteras!” (19.07.20)

Él”es Iván Duque, el creador del plan para contaminar al país: “[…] y las maldades de Iván Duque contaminen a Venezuela” (20.05.2020). 

El pronombre “tú” refiere, en primer lugar, a los miembros de la audiencia presente: “Pregúntale a Delcy por ahí qué pasó con los exámenes PCR de los trocheros del Paraíso,  Cilia, por favor. ¿Mmm?”(14 05. 2020);pero “tú” también refiere al otro, al trochero: “¡Irresponsable, te digo, con tu país, con tu familia! Pero tú prefieres pasar por la trocha ilegalmente y después contaminar”(14 05. 2020).  

“Ustedes” son los presentes, miembros del gobierno:Fíjense, de los sesentisiete casos extranjeros, importados, de venezolanos que… llegaron de Colombia o de Brasil” (20.05.2020). Pero también son también los otros, cuando se dirige a ellos directamente, en este caso, la prensa: “Se los estoy explicando para que lo entiendan, aunque yo sé que ustedes lo saben, pero por maldad escriben y publican otras cosas, mm?” (14 05. 2020).

 5.2. Estrategias semánticas

En esta sección analizamos los cambios semánticos como estrategias de la “neolengua”, así como los procesos de la reducción y la ampliación semántica, y el uso de eufemismos. 

El cambio semántico

Se trata de un cambio de significado que se da en la evolución de la lengua, de modo que se produce una diferencia entre el sentido actual y el que tuvo en su uso original. Esto ocurre porque, además de que cada palabra tiene acepciones diferentes y connotaciones diversas, las lenguas evolucionan en el tiempo. En la “neolengua” los cambios semánticos son voluntarios y dirigidos desde el poder con la intención de modelar la lengua y controlar a la población. 

Trochero

El empleo del término “trochero” en su sentido reciente a partir del 2020 ha sido resemantizado: de nombrar al traficante de los caminos verdes pasa a designar a sus víctimas, y se utiliza de manera despectiva y discriminatoria propiciando un tratamiento de rechazo. Mediante este recurso semántico se presenta al retornado como el victimario que trae  la enfermedad y la muerte a sus connacionales.

Escuálido

En el Aló Presidente número 71, en junio de 2001, Hugo Chávez empleó este término para referirse a los líderes de la oposición Leopoldo López y Henrique Capriles. Dicha  voz  viene de “escualo” ‘pez del grupo de los selacios’ y en la lengua española de hoy  significa: ‘flaco, macilento’; ‘sucio, asqueroso’ (de squalĭdus, según el DLE). En Venezuela se utiliza para hacer referencia a los opositores del chavismo. Así, se  denomina “escuálidos” al conjunto de la oposición.    

Majunche

“Majunche” se dice en Venezuela de alguien de poca calidad, deslucido y mediocre (DLE). En 2011, Chávez lo usó para señalar a los precandidatos presidenciales que se medirían con él en los comicios presidenciales. Henrique Capriles, quien ganó las elecciones internas, a partir de entonces fue llamado “majunche” durante toda la campaña electoral del oficialismo.  

La ampliación y reducción semánticas 

El lenguaje del chavismo y del poschavismo  usa procedimientos de extensión y reducción semántica en voces como: pueblo, patriotas, oligarcas, imperialismo, socialismo y bolivarianismo, que hacen referencia en la lengua de hoy a un universo distinto –más amplio o más reducido– al que denota originalmente. Un ejemplo de este tipo se encuentra en las palabras de Chávez: “Hoy, que el pueblo venezolano como un gran Lázaro colectivo resucitó de entre los muertos y aquí está construyéndose de nuevo, construyendo su Patria de nuevo, nuestra Patria buena…” (nótese que la  construcción pueblo venezolano refiere a solo una parcialidad de la población, la que apoya al presidente) (Chumaceiro 2010). En el discurso sobre los retornados encontramos especialmente  el recurso de la ampliación semántica. Recientemente, las palabras  “trocheros”  y “bioterroristas”, se han aplicado a todos los retornados.

Los eufemismos 

Los eufemismos son palabras que sustituyen a otras que pueden resultar ofensivas, o que se consideran tabúes o que pueden molestar a algún grupo. En el discurso político se emplean a menudo para ocultar realidades que para el gobierno resultan incómodas o que se desean encubrir. 

Maduro usó en una alocución del 16 de julio de 2020 la expresión “cuadrantes de paz” por ‘sitios donde hay mayor densidad de delincuencia’. Arteaga Mora (2018) estudia el uso de “amor” en los gobiernos chavistas como metarrealidad legitimadora, y cita los “cinco años de siembra de amor” alusivos a los cinco años del fallecimiento de Chávez. En este contexto, “la siembra” se usa también como sinónimo de “muerte”, pero no de la inhumación de cualquiera, sino de aquellos que, dentro de “la revolución bolivariana”, por sus ideas y acciones han de permanecer en la historia.

6. Los campos conceptuales y el uso de metáforas 

En este apartado trataremos brevemente los campos conceptuales y el uso de metáforas en algunos  discursos estudiados. Según Vergnaud “un campo conceptual es a la vez un conjunto de situaciones y un conjunto de conceptos. El conjunto de situaciones cuyo dominio progresivo implica una variedad de conceptos, de esquemas y de representaciones simbólicas en estrecha conexión; el conjunto de los conceptos que contribuyen a dominar esas situaciones” (2013: 156). 

6.1. Los campos conceptuales

Los discursos oficiales en el poschavismo se enmarcan en el campo conceptual del autoritarismo. En este sentido,  los textos sobre la pandemia se fundamentan en un esquema conservador que implica la autoridad del padre estricto y, en el campo político, la autoridad del poder, el Estado fuerte (cf. Lakoff, 2010). Paradójicamente,  se construye al mismo tiempo la identidad de un gobierno que ama a su pueblo. En efecto, Maduro se presenta como un gobernante preocupado y amable, que cuida a sus connacionales y les promete amor:

Nosotros, a esos 71.000 venezolanos que han entrado legalmente, le hemos dado todas las garantías que no tenían en sus países de origen. Ni en Colombia, ni en Ecuador, ni en Perú, ni en Chile, ni en Brasil. Todas las garantías sociales, desde su llegada. Atención amorosa, cristiana, humana, solidaria.

También, como un padre estricto, el mandatario amonesta a los ciudadanos: los acusa de contaminar adrede a todo el país porque no lo valoran, y no lo hacen porque vienen del exterior, como hijos que se han ido de su casa. Para él, estos seres infantiles, irresponsables, se niegan a entrar por las vías legales, donde serían protegidos y  recibidos con los brazos abiertos como ejemplifica el relato bíblico del hijo pródigo. En efecto, para Maduro, los retornados ya no valoran al país nativo, a pesar de que han sido sometidos en el exterior al trabajo esclavo, a la discriminación y la  persecución. Maduro los acusa de entrar ilegalmente y de contaminar al país y se enfurece por ello. Con estas palabras, él se sitúa del lado de la moral y la razón, los otros están equivocados  y causan indignación: 

“¡Pero tú prefieres pasar por la trocha ilegalmente y después contaminar… como has contaminado todo un país! De verdad… es indignante…que haya personas que no valoran…su propio país…y que vengan del exterior y ya no valoren su país.” (14 de julio 2020).

Así, con una historia oficial y el forjamiento de una verdad única, se busca obtener el control de la sociedad. Antes de lograr tal control y en paralelo a su consecución, hacer ver que una única verdad, la historia oficial es necesaria para obtener el dominio social absoluto (Graterol Stefanelli, 2020). En ese discurso se ocultan hechos, como la posibilidad de que a la diseminación del virus en el país hayan contribuido la desnutrición generalizada y el descuido de los recursos sanitarios por parte de los gobiernos chavistas. Se trata un discurso simple, en un estilo coloquial y un registro familiar. Tales características se repiten en todas las alocuciones que estudiamos, de modo de hacerlas de fácil compresión para los destinatarios y de incorporarlas cognitivamente entre sus representaciones de la realidad. Lo que dice y repite el orador, lo reproducen sus acólitos, hasta llevarlo a quienes dependen del poder, e incluso aquellos que se le oponen. Es por ello que para Léañez Aristimuño (2020) la neolengua tiene la función de quebrar cognitivamente al ciudadano y someterlo a una fuente única de mensajes, para que devenga esclavo o incluso fanático listo para  enfrentar al otro, al que piensa diferente.

Las estrategias usuales para lograr ese convencimiento oscilan entre la información y la propaganda política que, de acuerdo con Auerbach y Castronovo (2013), fluyen una en la otra. Con ello se lleva a los ciudadanos a entrar en el mismo marco de pensamiento. De esta manera, por ejemplo, se les puede convencer de que por estar en guerra, la cuarentena obligatoria es necesaria y que por lo tanto todas las acciones del gobierno están justificadas por la emergencia. El ciudadano no elige contribuir con las medidas sanitarias, como ha sido el caso en otros países, sino que se le obliga a ello, y lo acepta más fácilmente porque ha sido llevado al marco de pensamiento que se  instaura desde el poder.  

Desde sus inicios, en el discurso del chavismo se hace omnipresente el campo semántico de lo militar para referirse a la revolución bolivariana, a las acciones del gobierno y hasta a algunas políticas públicas, ello dentro de una concepción militarista de la política (cf. Uzcátegui, 2010). Como ejemplo, durante la pandemia del coronavirus, Maduro y sus voceros oficiales han presentado la situación como una guerra.  En su discurso se da una doble batalla, que se confunde y se presenta como una sola: la lucha sanitaria y la lucha política.  

“Y hemos decretado el cordón sanitario. ¡Estricto! De obligatorio cumplimiento. Porque no vamos a dejar que el desbordamiento del coronavirus en Brasil y Colombia y las maldades de Iván Duque contaminen a Venezuela. ¡Alerta Venezuela! Alerto, al pueblo, alerto a la comunidad científica, a los médicos, a las médicas. ¡Alerta! No estoy hablando por hablar. ¡Alerta! Tomen nota. Alerten sus equipos. Alerta  la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Alertas   las fuerzas policiales del país. ¡Alerta! A proteger a Venezuela.”

De este modo, los migrantes que regresan al país huyendo de la pandemia y de sus consecuencias económicas se confunden con los enemigos, los opositores. Con ello se les califica como apátridas y, en consecuencia, se les acusa de no valorar a su país y de ser irresponsables en relación con el  resto de los venezolanos. Además, se los vincula, sin evidencias, con el gobierno colombiano, con la persona del presidente Iván Duque a cuyo amparo vuelven a Venezuela (como traidores) para infectar al país.  

6.2. El uso de metáforas

La metáfora es el recurso que tenemos para comprender a través de conceptos  básicos y generalizados la realidad que nos rodea y para poder comunicarla a otros con mayor facilidad. A través de la metáfora difundimos nuestros pensamientos porque  ella nos permite estructurar conceptos complejos en términos de otros más asequibles (Lakoff y Johnson, 1980). Asimismo, según Steen (2001) a los aspectos cognitivo y semiótico de la metáfora hay que agregarle la dimensión comunicativa y, por lo tanto, también su naturaleza social.  

Veamos como  ejemplos, las alocuciones de Maduro sobre el coronavirus. 

Se parte de una metáfora estructural en la que el país es un contenedor en el que entran por la frontera “(pasan la raya)” los trocheros; es decir, que hay una invasión que viene del exterior. Por otro lado, el cuerpo humano se presenta también como un contenedor en el que entra el virus y ataca la salud de las personas. El invasor de nuestro cuerpo es el virus; el invasor del cuerpo social son las personas que pasan la frontera.  A estas últimas el  régimen las convierte en invasores y las califica de  “extranjeros”, “importados”, “bioterroristas”(en palabras del sacerdote Numa Molina citadas por Maduro el día 19.07.2020). 

Encontramos asimismo la recurrencia de una macrometáfora, la metáfora de la guerra que, a su vez, reúne dos submetáforas o micrometáforas: la sanitaria y la política. La metáfora sanitaria se emplea en razón de la emergencia surgida por  la extensión del Covid 19. La metáfora política, por su parte, transforma dicha emergencia de salud en un asunto de gobierno. A esta situación epidemiológica, el régimen la presenta como un plan desestabilizador del gobierno vecino de Colombia para contaminar al país y generar caos. Ello se logra a partir de la confusión de estas dos submetáforas que surge en razón del uso del mismo lexema, “guerra”, para hacer referencia ambos tipos de lucha.  

Al analizar las submetáforas, sanitaria y política, se evidencia que hay diferencias entre ellas, tal como se desprende del  Cuadro  Nº 1. 

ElementosMetáfora sanitariaMetáfora  política



Causa de la epidemiaUn virusColombia y el gobierno de Iván Duque 
Metas del causante
El virus no tiene ninguna Duque quiere deponer a Maduro 
Metas del gobierno Mantener sana a la poblaciónDenunciar al enemigo
Intencionalidad 
La infección no es deliberadaLa infección es deliberada
Vías de soluciónDescubrir y estudiar el virus Descubrir a los trocheros       Ir contra el plan de infectar a la población venezolana
Prácticas  Medios digitales de información higiene, medicinas, vacunas
Delación a través de medios digitales, acción de las  fuerzas armadas 
VacunaciónInmunizar a la población cuando esté disponibleLa población sirve de coballo de los países amigos donde se produce la vacuna
Entorno y vestimentaEn la naturaleza, vestido de blanco En edificios oficiales, con vestimenta roja, negra o común (azul o verde)
Cuadro 1. Comparación entre las submetáforas de la metáfora bélica del coronavirus: la metáfora sanitaria y la metáfora política

Aunque la confusión de ambas submetáforas se usa políticamente, vemos como, en el cuadro anterior, las submetáforas sanitaria y política se diferencian claramente en las siguientes categorías:  

a. La causa de la pandemia

La causa de la pandemia es claramente el Covid-19, un virus surgido en China, aparentemente en la ciudad de Wuhan. Sin embargo, esto ha sido motivo de controversias y discusiones que no vienen al caso aquí; lo que sí nos interesa es que, cuando se activa la metáfora sanitaria, el origen de la pandemia es el virus, pero cuando se activa la metáfora política, el origen de la situación sanitaria venezolana está en el gobierno del vecino país, Colombia y su presidente Iván Duque, quien tiene un plan para infectar a Venezuela. 

b. La intencionalidad de la infección

En la metáfora sanitaria el coronavirus no tiene ninguna meta salvo su propia sobrevivencia, como es propio de todo microorganismo. El virus no tiene ninguna intencionalidad, puesto que su acción de infectar no es deliberada. En la metáfora política sí hay una intencionalidad, porque la contaminación de Venezuela es deliberada y parte de un plan infausto. La meta de Iván Duque es infectar al país para crear un caos sanitario y así causar daño, o incluso el colapso del régimen.

c. Las metas del gobierno venezolano

En la metáfora sanitaria, el gobierno se preocupa por mantener sana a la población; en la metáfora política, se trata de denunciar a los “trocheros” y al gobierno de Colombia.

d. Las vías de solución

En la metáfora sanitaria, las  vías de solución de la pandemia son del terreno de la ciencia: la investigación sobre el virus, sus orígenes, su composición y la manera de erradicarlo. En la metáfora política, la solución está en descubrir a los “trocheros” e ir contra el plan colombiano de contaminar a la población venezolana. 

e. Las prácticas para enfrentarla

En la metáfora sanitaria, las prácticas para enfrentar la pandemia están en la información confiable y constante, en promover la higiene, el lavado de manos, encontrar las medicinas que contribuyan a que los pacientes puedan superar la enfermedad y, finalmente, la aplicación de la vacuna cuando esté disponible. En la política, los medios son la delación y la acción de las fuerzas armadas para encontrar a los “bioterroristas”.  

f. El proceso de vacunación

En la metáfora sanitaria, el gobierno quiere una vacuna para inmunizar a la población. En la metáfora política, la población sirve de aliado para la investigación de los países amigos del régimen. 

7. Discusión y conclusiones

En este trabajo hemos  revisado el origen del concepto de “neolengua” y hemos hecho consideraciones sobre la pertinencia de esta denominación como “el discurso del poder”. Nos hemos basado en textos del chavismo y el poschavismo para el análisis. 

Hemos sugerido que la llamada “neolengua” no es una lengua desde el punto de vista lingüístico, pero aprovechamos la amplia difusión del concepto redefiniendo su significado. Caracterizamos a la “neolengua” como un tipo de discurso que se origina siempre en  el poder, que impone  formas de pensar y busca modelar la consciencia de los ciudadanos. Se presenta com  simple, coloquial y repetitivo, y emplea tanto un léxico novedoso como formas usuales con cambios semánticos. Asimismo, encontramos que se hace uso de los campos cognitivos y se vale de metáforas.   

Desde el punto de vista lingüístico, analizamos algunos recursos léxico-semánticos, y vimos que esta forma de discurso se vale de estrategias  tales como el cambio semántico, la ampliación semántica, el uso de sufijos en su sentido peyorativo, y el empleo de los pronombres personales en función de la división de la población en acólitos y adversarios.

Hemos sostenido que en Venezuela prevalece desde el gobierno el campo conceptual autoritario, del padre estricto, como lo describe Lakoff (2010).  Paradójicamente, también implica paternidad, la del padre severo. Tanto Chávez, que hablaba de “amor” y del “corazón de la patria” y luego su sucesor, Maduro, se presentan como padres estrictos. 

La fuerza ilocutiva, es decir la intención de lo que se dice, le da un poder hacedor al lenguaje. En el caso de la “neolengua”, se fundamenta en la autoridad  incuestionable del poder y su aceptación irrestricta por parte de los destinatarios. Se  habla desde la superioridad, con actitud asertiva y, en apariencia, condescendiente y hasta paternalista hacia los subordinados. Esta manifestación verbal desde el poder se relaciona con la propaganda política y el discurso publicitario; además, implica e impone el empleo y la generalización de juicios de valor negativos que deterioran la democracia y contribuyen a la división entre los ciudadanos. 

El efecto perlocutivo, es decir, los logros reales de lo enunciado en los destinatarios de la “neolengua” son, entre otros, el aumento de la polarización, los enfrentamientos entre conciudadanos, así como el deterioro de la paz. De ahí el interés de su estudio y la necesidad de sensibilizar a la ciudadanía contra sus efectos perversos. 

©Trópico Absoluto

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Irma Chumaceiro es Licenciada en Letras y Magíster en Lingüística de la Universidad Central de Venezuela. Es profesora titular de la misma universidad.  Como investigadora, ha publicado trabajos sobre semántica,  análisis del discurso (político y literario) y el estudio de la variedad del español americano y particularmente el venezolano. Ha publicado Estudio lingüístico del texto literario. Análisis de cinco relatos venezolanos (2001, 2005),  Discurso político: teoría y análisis (2006)  y, con Alexandra Álvarez, El español, lengua de América. Historia y desarrollo del español en el continente americano (2004).

Alexandra Álvarez Muro es Licenciada en Letras de la Universidad Central de Venezuela y Magíster en Lingüística y  Ph.D en Sociolingüística en la Universidad de Georgetown.Es profesora titular jubilada de la Universidad de Los Andes, Mérida. Como investigadora, ha trabajado sobre sociolingüística, análisis del discurso y español de América. Entre sus libros figuran: Poética del habla cotidiana;  Textos Sociolingüísticos; Cortesía y Descortesía: Teoría y praxis de un sistema de significación y, con Irma Chumaceiro, El español, lengua de América. Historia y desarrollo del español en el continente americano.

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