El pasado 26 de enero celebramos los 120 años del nacimiento de Mariano Picón-Salas (1901-1965), indudablemente uno de nuestros más grandes escritores y un pensador comprometido y agudo intérprete de Venezuela e Iberoamérica, de su herencia histórica y de la cultura como modo de vida y asimismo como opción genuina para su afirmación en libertad y convivencia a través de “los valores más permanentes y pacíficos” de creación. Como uno de esos singulares “espíritus curiosos cuyo destino parece aproximar lo contradictorio; dar a cada uno su parte, cumplir el equilibrado balance del espíritu humano” –según él mismo escribiera en 1946 al aludir a algunos ciudadanos mundiales que surgen de los países pequeños–, Picón-Salas nos ofrece continuamente su pensar lúcido acerca de nuestro legado y el correspondiente quehacer, aunque advirtiera, con su conciencia siempre atenta en su libro clásico De la Conquista a la Independencia (1944), que “ya las gentes del siglo XXI pondrán todo su énfasis en asuntos que a nosotros se nos escapan”. “El pasado siempre se rehace para responder a la perenne y cambiante inquietud de las generaciones”, dirá para concluir, y sin embargo, al acudir nuevamente a sus páginas, ¿acaso no apreciamos interesantes perspectivas que arrojan luces sobre nuestras actuales circunstancias, interrogantes y problemáticas?
Cristian Álvarez | 4 diciembre 2021