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Crónica de las expediciones a Roraima-tepui

Roraima-tepui es un lugar emblemático que, por su singularidad, extraordinario paisaje y ubicación remota, ha sido y es objeto de interés por parte de exploradores, científicos, aventureros y, más recientemente, de turistas y montañistas. Durante la colonia, la región del Roraima-tepui y todas las tierras altas del Escudo de Guayana permanecieron desconocidas para los pobladores de la Provincia de Venezuela y la Capitanía General de Venezuela, al norte del Orinoco, por lo que fue solo después de la independencia cuando fue publicado un primer reporte de visitantes. Sin embargo, ya durante la colonia se rumoraba e incluso se intuía su existencia a través de relatos y mitos. En ellos es posible apreciar cómo ha cambiado la percepción de esta región, desde la creencia de que allí se encontraba el mítico sitio de El Dorado, pasando por su posicionamiento como proyecto de ambiciosas expediciones científicas, hasta llegar a nuestros días en que se ha convertido en objeto del turismo y la protección ambiental a través de la declaratoria del Parque Nacional Canaima. Tomando como base toda esa información este trabajo presenta una breve crónica de las exploraciones más importantes a lo largo de su historia.

Panorama de la cadena oriental de tepuyes de Schomburgk (1840).

El explorador alemán Robert Hermann Schomburgk condujo, hace 186 años, una expedición que partiendo de Georgetown, remontó los ríos Esequibo y Rupununi, atravesó las sabanas norteñas de río Branco, ingresó al sur de la Gran Sabana (GS) y llegó al monte Roraima (Roraima-tepui), la enorme montaña con forma de columna, cuya cima de aspecto plano pareciera haber estado aislada eternamente del resto del mundo gracias a la barrera ininterrumpida de acantilados de 400-600 metros que rodean la cumbre por todos lados (Im Thurn 1893). Esta primera incursión europea dio a conocer las peculiaridades de la formación geológica y el hábitat de un conjunto fascinante de plantas y animales del Roraima-tepui (Schomburgk, 1840). El enorme interés despertado hizo del emblemático tepuy (nombre indígena pemón para montañas tabulares o mesetas) la meta de numerosos exploradores, científicos y aventureros, muchos de ellos publicaron sus investigaciones, experiencias y resultados.

Roraima-tepui (RT), por ser el primer tepuy explorado (Schomburgk 1840; Appun 1871; Lankester 1900) y escalado por exploradores (Im Thurn 1885), ostenta el registro literario más antiguo y cuantioso de los tepuyes del Escudo de Guayana. Tomando como base esa información este trabajo presenta una breve crónica de las exploraciones más importantes al Roraima-tepui.

Procedimiento

La información disponible fue acopiada haciendo énfasis en expediciones científicas y con valor histórico, mediante revisión documental de libros, artículos, documentos, fotografías, ilustraciones, mapas e imágenes de sensores remotos. Considerando el carácter sagrado del RT como el «árbol de todos los frutos» (Koch-Grünberg 1923) en la cultura pemón (Perera et al. 2009:127) y que los pobladores locales no hacían uso del espacio tepuyano, en este trabajo no fue incluida la historia según la tradición oral indígena, la cual puede ser consultada en la literatura especializada (Koch-Grünberg 1924; Armellada 1949; Urbina 1979; Butt-Colson 1985;  Thomas 1982, 1983; Roroimökok Damük 2010).

Algunas publicaciones anteriores, la mayoría escritas en inglés, habían ofrecido recuentos de las expediciones a la región (Burkill 1901; Healey 1987; McDiarmid & Donnelly, 2005; Pearson & Heffernan 2015). Ninguna hizo una relación exhaustiva de las expediciones, tarea imposible, porque algunos expedicionarios nunca publicaron sus resultados ni experiencias. Se tiene noticias de ellas por testimonios de testigos personales, reportes de terceros y registros de colecciones biológicas (Safont et al. 2014). Tal limitación recuerda el comentario de Everard Im Thurn (citado por Rice 1914:164), quien sugirió que «los pocos europeos que habían visitado Guayana hasta los inicios del siglo XX fueron generalmente personas que no lograron poner en el papel lo que habían visto en el terreno».

Roraima-tepui

Roraima-tepuy se localiza en el sudeste de la Gran Sabana, una altiplanicie ondulada ubicada en el sector suroriental de la Guayana venezolana, donde confluyen las líneas fronterizas de Venezuela, Brasil y la zona en reclamación (Fig. 1). La GS se solapa en buena medida con el Parque Nacional Canaima, declarado en 1994 Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco (https://whc.unesco.org/en/list/701/).

Comprende tierras intermedias entre 800 y 1500 m y tierras altas sobre los 1500 m de altitud (Huber 1995c). Los ecosistemas de las tierras altas, pertenecientes a la provincia biogeográfica Pantepui, se desarrollan sobre las mesetas o tepuyes que emergen sobre la altiplanicie de la GS (Huber & Febres 2000). El límite oriental de la GS está conformado por la cadena oriental de tepuyes, donde RT es el tepuy más alto de la cadena y el segundo tepuy más alto del Escudo de Guayana.

El RT (2723 m), las mesetas vecinas de Kukenán-tepui (o Matawi-tepui 2650 m) y Wei-Asipu-tepui (2280 m) así como sus alrededores inmediatos abarcan una superficie aproximada de 800 km2 conformada por dos unidades geomorfológicas de paisaje: i) la unidad de tepuy con cumbres, escarpes verticales y taludes basales (1200-2723 m), y ii) la unidad de cuesta (1000-1200 m) ondulada y profundamente disectada por valles coluviales (Scura & Barreat 1994). Mientras las áreas colindantes al norte y este de RT son predominantemente boscosas, las áreas vecinas de cuesta (típicas de la región) ubicadas al oeste y el sur presentan una matriz dominante de sabana con fragmentos de bosque y corredores de bosque de galería así como pequeños parches de arbustales y herbazales latifoliados. En los taludes basales al sur de RT predomina vegetación secundaria boscosa de matorral (Hernández & Fölster 1994). La vegetación en la cima tepuyana consiste en arbustales, herbazales latifoliados, vegetación litófita y bosques de galería dominados por Bonnetia roraimae (Huber 1994, 1995b; Safont et al. 2014, 2016b). En la cumbre del RT han sido registradas 51 familias, 130 géneros y 227 especies de plantas vasculares, con 2 especies endémicas (Safont et al. 2014). MacCulloch et al. (2007) contabilizaron 17 especies de herpetofauna sobre los 1500 m. Hasta 1931 se había registrado un total de 95 especies de aves en RT (Chapman 1931). RT posee un alto endemismo de aves (Braun et al. 2003) y anfibios (Señaris et al., 2015) e incluso un mamífero endémico –Podoxymys roraimae- (Pérez-Zapata et al. 1992).

Figura 1: Mapa del área de estudio.

Rutas históricas

Las expediciones a la región de estudio desde el siglo XIX hasta principios del siglo XX se iniciaron desde poblados en las riberas de los ríos Esequibo, Amazonas y Orinoco. Ellas comprendían para esa época trechos a pie y en canoas que representaban un gran desafio y requerían planificación cuidadosa y fuerte apoyo logístico. Los viajes navegando contra la corriente y a pie demoraban desde semanas hasta meses. Los exploradores tenían que recorrer grandes distancias, cargar con todo lo necesario para su travesía y superar obstáculos como ríos caudalosos, cascadas, amplias áreas de selvas intrincadas, paredes verticales, lluvias torrenciales y campos de bloques rocosos. Muchas expediciones no llegaron a su meta o recortaron su duración por accidentes, enfermedades y principalmente por escasez de provisiones (Brown & Sawkins 1875; Brown 1876; Whitely 1884; Im Thurn 1885; Crampton 1912; Anthony et al. 1931; Cock et al. 2011). El éxito de las expediciones dependía en gran parte de los indígenas que fungían de guías, intérpretes, porteadores y remeros. Dado el desconocimiento geográfico y la ausencia de mapas precisos, los exploradores hicieron uso del conocimiento indígena sobre caminos y trechos navegables de los ríos para avanzar en tierras desconocidas. En áreas remotas como Roraima, la ubicación de cabeceras y divisorias de las cuencas fluviales fue clave para la delineación de las fronteras internacionales. La ubicación correcta de los ríos proporcionó el esqueleto necesario a partir del cual los restantes elementos topográficos serían referenciados en los mapas (Pearson & Heffernan 2015). A continuación se presentan las principales rutas de acceso.

1. Los expedicionarios de la ruta 1 navegaron los ríos Esequibo y Rupununi, atravesaron las sabanas de Rupununi hacia las cuencas de los ríos Tacutú e Ireng (o Maú), luego había dos rutas alternativas: (1a) subiendo por el valle del río Cotinga (o Kuatin) hacia el sur del RT, ruta recorrida por Brown en 1869 (Brown & Sawkins 1875; Brown 1876); (1b) ascendiendo el valle del río Surumu para ingresar al sudoeste de RT; ruta usada por Schomburgk en 1838 y 1842 (Schomburgk 1840; Schomburgk 1847-1848) y comisión de límites en 1900, 1905 y 1910 sensu Tate (1930).  

2. Los viajeros de la ruta 2 navegaron los ríos Esequibo y Potaro, caminaron desde los bosques del alto Potaro hasta los valles de los ríos Ireng y Cotinga al norte de Weitepui para arribar al sudeste del RT. Ruta recorrida por Im Thurn y Perkins en 1884 (Im Thurn 1885), Clementi en 1915 (Clementi 1916), McConnell y Quelch en 1894 y 1898 (Lankester 1900) y Holdridge en 1926 (Holdridge 1933).

3. En la ruta 3 se navegaba por los ríos Esequibo y Mazaruni, vadeando varios obstáculos ribereños (cascadas y raudales) hasta a la confluencia del río Mazaruni con el río Kamarang (o Kamoirán), luego existían tres variantes de rutas: (3a) remontando el río Kako para luego seguir a pie a lo largo del río Warumá (o del río Paikwa) hacia el extremo norte de RT conocida como la “Proa”, vía recorrida por MacInnes y colaboradores en 1974 (MacInnes 1974); (3b) remontando el río Kako y parte del río Arabaru (o Aruparu sensu McDiarmid & Donnelly 2005) para luego seguir caminando hacia un costado del Maringma-Tepui y pasar a la cuenca alta del río Cotinga y de ahí continuar a la cara sudeste de RT, vía transitada por Appun en 1864 (Appun 1871; Burkill 1901; Kok et al. 2018); y (3c) remontando el río Kamarang para entrar a las sabanas de Kamoirán en el nordeste de la GS, ruta recorrida por Whitely en 1883 (Whitely 1884).

4. Las expediciones en la ruta 4 comenzaban en el río Amazonas (Belen do Pará/Manaus), y remontaban los ríos Branco y Surumú para llegar al sur de la GS, vía transitada por Koch Grünberg en 1911 (Koch Grünberg 1917-1924).

5. En la ruta 5 se remontaba el río Cuyuní y su afluente el río Chicanán, tramontando luego la divisoria hidrológica de los ríos Carrao (afluente del Caroní) y Chicanán a la altura de la cordillera de Epicara (Huber 1995c) en el noroeste de la Sierra de Lema, siguiendo por los ríos Carrao y Akanán (Kamarata) y atravesando luego los bosques ubicados al oeste de Kamarata para llegar a las sabanas del río Karuay en el noroeste de la GS. Aparentemente esta ruta fue usada por primera vez por el general Nicolás Meza en 1894 (Barceló Sifontes 1982; Gómez Bruzual 1991), quien según Armellada (1949 citado por Thomas 1983), así llegó hasta Roraima.

6. En la ruta 6 se navegaba el río Cuyuní hasta el pie de la Sierra de Lema oriental, luego para ingresar al nordeste de la GS se ascendía esta sierra a través de una de dos variantes: la primera (6b) a lo largo del río Wei y la segunda (6b) a lo largo del río Venamo. Esta última variante fue recorrida por R.H. Schomburgk en 1842 en su viaje de regreso de RT a Georgetown (Schomburgk 1847-1848; Tate 1930). La variante a lo largo del río Wei fue dada a conocer por los misioneros Ceferino de la Aldea y Nicolas de Cármenes quienes la recorrieron entre enero y abril de 1929 (de Alcobilla 1929; Brewer-Carías 2012), aunque al parecer antes, a principios de 1929, la había cruzado el pastor adventista A.W. Cott (Brewer Carías 2007).

7. El recorrido de la ruta 7 comprendía navegar los ríos Caroní e Icabarú y cruzar la Sierra de Pacaraima hasta llegar al río Mayarí (o Amajari) tributario del Branco al sudoeste de la GS, al parecer ninguna expedición logró alcanzar la GS por esta ruta (Hemming 1990; Lucena Giraldo 1992).

Una vez en la GS, la ruta principal al RT usada hasta hoy día atraviesa el sector suroriental de la GS para subir la cornisa en la vertiente occidental de RT, la cual es la única vía para ascender a la cima sin necesidad de escalar. Los acantilados y la densa cobertura boscosa sobre caos de bloques rocosos de las restantes vertientes del tepuy impiden el acceso por otros lados y medios, con excepción de ingresos por escalada o helicóptero. El uso de estas rutas disminuyó con el inicio de vuelos mensuales entre Tumeremo, Luepa y Santa Elena de Uairén, entre 1936 y 1937 (Brewer Carías 2007; Pobladura 1978 citado por Schmitt, 2006:96), y con la construcción de la trocha en la GS en la década de los 50 (Huber & Febres 2000), culminada en 1972 (Thomas 1983:375).

Exploraciones entre los siglos XVI y XVIII

El descubrimiento científico de la Guayana tuvo lugar durante el proceso de conquista y colonización europea de Sudamérica y en especial con las incursiones militares y misionarias desde el siglo XVI en tierras recién conquistadas e inexploradas y posteriormente con las expediciones científicas a partir del siglo XVIII, cuando las modernas metrópolis europeas requerían de más y mejores conocimientos sobre la geografía, etnografía y los recursos naturales para defender mejor sus intereses políticos (Porro 2013) y para incrementar las colecciones científicas de museos, entre otros propósitos. Perera et al. (2009:130) indican que el RT es concebido «como el epicentro de la etno-génesis pemón, el cerro mítico-sagrado por excelencia, donde estuvo el árbol de la vida del que brotaron los recursos que conforman la vida de este colectivo».

Las leyendas del diluvio de los indígenas que habitaban en las cercanías denominaban al RT como la fecunda madre de todas las aguas o ríos (Schomburgk 1841:385; Schomburgk 1848:242), calificativo que tiene algo de cierto si se considera que las aguas de esta montaña con cascadas ocasionales de cientos de metros de caída alimentan a tres grandes sistemas fluviales: el Amazonas, el Orinoco y el Esequibo (Im Thurn 1885; Zahl 1940; Healey 1987; Brewer-Carías 2012).

El aislamiento geográfico, el peculiar e intrigante paisaje y la baja densidad poblacional en un vasto territorio confieren a la GS un cariz enigmático y misterioso, que propició la creación de mitos hasta el siglo XIX, lo cual evidentemente afecta la veracidad de las fuentes históricas. En la región de Guayana, entre los ríos Orinoco y Amazonas, se encontraban supuestamente la legendaria ciudad de El Dorado y la montaña de cristal. La leyenda sobre un supuesto reino de El Dorado, rico en oro, también conocido como la ciudad de Manoa a orillas del Lacus Parimae, tuvo vigencia desde el siglo XVI hasta la segunda mitad del siglo XVIII. El Dorado fue ubicado inicialmente en Los Andes pero con el avance de la colonización y la búsqueda infructuosa su ubicación fue trasladándose hacia la Guayana (Hondius 1598; Schomburgk 1848), al parecer se iba adaptando a los tiempos y localidades cambiantes (A. von Humboldt citado por Porro 2013).

La exploración de Guayana comenzó en las tierras bajas, donde la primera expedición científica fue la expedición de límites que recorrió el río Orinoco, entre 1754 y 1761, para delimitar las fronteras entre las colonias de España y Portugal (Huber 1995a; Perera 2006). Casi un siglo después comenzaron las expediciones científicas a la GS, aunque ya antes de la expedición de Schomburgk existían reportes sobre RT.

El gobernador español de Guayana, Don Antonio de Berrío, durante su travesía por el Orinoco en 1582, tuvo noticias sobre la existencia de una laguna enorme: el Lacus Parimae, en cuyas orillas se ubicaba la famosa Manoa (Caulin 1779; Porro 2013). El corsario inglés Sir Walter Raleigh presentó la primera referencia literaria sobre RT, él escuchó en 1595 comentarios sobre la existencia de -Wacarima- la montaña de cristal, la cual describió e incluso afirmó haber observado desde la lejanía. Su descripción evoca al RT (Raleigh 1596: 101-102). Durante su primera expedición a la isla de Trinidad y la región de Guayana, en 1595, hizo prisionero a Don Antonio de Berrío, quien le suministró información sobre las inmensas tierras de Guayana. Raleigh exploró parte de esas tierras buscando Manoa y el Lacus Parimae (Raleigh 1596), aunque no pudo ir más allá del Bajo Caroní (Figura 51 en Perera 2000).

El Lacus Parimae y El Dorado nunca fueron encontrados. Sin embargo, algo había de cierto en esa fábula. Nicolas Hortsman, cirujano alemán contratado por los holandeses, llegó en 1740 al lago Amucu, ubicado a 200 km al sudeste de RT entre los ríos Tacutu (afluente del Branco) y Rupununi (afluente del Esequibo) (Hemming 1990). Posteriormente, R.H. Schomburgk al visitar Pirara, al borde del lago, comprobó que durante la temporada de lluvias se inundan grandes áreas formando el ficticio lago Amucu, que une los drenajes de los ríos Tacutu y Rupununi (Schomburgk 1848, Alexander 2011). Al atravesar el lago Amucu, en 1812, el naturalista Charles Waterton (1834) dedujo que probablemente éste era el lugar que había dado origen a la fábula del Lacus Parimae. Lo cual es probable, si se considera que a finales del siglo XVI se creía que El Dorado se ubicaba entre los ríos Parima (hoy Uraricourea) y Esequibo (Hondius 1598; Schomburgk 1848). Schomburgk (1840) escribió además que Nicolas Hortsman, fue el primer europeo que reportó la existencia de las montañas de cristal en Guayana.

Varias expediciones anteriores a la expedición de R.H. Schomburgk se acercaron, pero no llegaron a la GS ni al RT. Dos holandeses, Jan Stok en 1764 y el oficial colonial Jansse en 1769, haciendo uso de una ruta conocida por los indígenas, partieron del río Esequibo atravesaron las sabanas del Rupununi y el río Tacutu y llegaron al nordeste de la cuenca del río Branco en Brasil, limítrofe con la GS. Jansse examinó una colina llena de cristales (Hemming 1990).

La primera de las tres expediciones enviadas por el Gobernador español de Guayana, Manuel Centurión, para ubicar el Lacus Parimae salió de Angostura en 1772; esta expedición a cargo del teniente D. Nicolás Martínez recorre el Alto Caura hasta el río Erebato, remonta el río Paragua hasta el río Paraguamusi, desde donde tuvo que regresar por el bloqueo causado por una gran sequía (Lucena Giraldo 1992:77; Porro 2013:12; aunque Amodio (1995:81) señala la crecida de los ríos como la causa del bloqueo). De manera paralela y con el fin de establecer nuevas misiones, los frailes capuchinos catalanes Benito de la Garriga y Tomás de Mataró llegaron en 1772 hasta al río Amajari, tras remontar los ríos Paragua y Pauremurán y cruzar la Sierra de Pacaraima por el alto Icabarú (Mataró de & Benito de la Garriga 1772). La segunda expedición al mando del teniente Vicente Díez de La Fuente alcanzó en 1773 la confluencia de los ríos Antavari y Paraguamusi en el Alto Paragua, donde fundó el poblado de Ciudad Guirior. En este lugar, Díez de La Fuente envió un grupo comandado por el cabo Isidoro Rendón, el cual atravesó la Sierra de Pacaraima y navegó el río Uraricoera (antiguo río Parima) y los hasta entonces desconocidos ríos Surumú y Cotinga hasta llegar a la confluencia del río Tacutu con el río Ireng, tras haber fundado tres poblados (Arellano 1986; Lucena Giraldo 1992:79; Amodio 1995:81-82; Donís Ríos 2002¸ Porro 2013:13). La tercera expedición bajo el comando del subteniente Antonio López acompañado por el cabo Isidoro Rendón ascendió en 1775 el río Tacutu hasta el cerro Apucuano, creyendo que se trataba del mítico cerro El Dorado, al final fueron apresados por tropas portuguesas al mando del capitán alemán Felipe Sturm en la desemocadura del río Ireng en el río Tacutú (Hemming 1990:310-313, 1990b; Lucena Giraldo 1992:82-83; Amodio 1995:86-92; Porro 2013:14).

Entre los primeros exploradores portugueses que navegaron los ríos de la cuenca alta del río Branco se encuentran el capitán Ricardo Franco de Almeida Serra y el Dr. Antonio Pires da Silva Pontes, quienes remontaron el río Tacutu y llegaron hasta el Rupununi en 1781. El naturalista Alexandre Rodrigues Ferreira recorrió en 1786 el río Surumú. El coronel Manoel da Gama Lobo d´Almada navegó el río Surumú y remontó el río Cotinga hasta las cercanías de RT en julio 1787 (Hemming 1990), probablemente fue el explorador europeo que estuvo más cerca del RT antes que R.H. Schomburgk, este último reporta incursiones en la GS de portugueses provenientes del río Branco con el fin de capturar indígenas para esclavizarlos (Schomburgk 1840, ver también Mataró y de la Garriga 1772:131).

Exploraciones del siglo XIX

La primera expedición

Hermann Robert Schomburgk, contratado por la Royal Geographical Society, emprendió a partir de 1835 varias expediciones para explorar la Guayana británica (hoy día República de Guyana). En su tercera expedición, en 1837, Schomburgk remontó los ríos Esequibo y Rupununi hasta alcanzar la cuenca del río Branco en Brasil, donde navegó los ríos Tacutú, Surumu y Miang, cruzó la Sierra de Pacaraima, vadeó el cerro Kinotaima e ingresó en 1838 a la GS hasta alcanzar RT (Figura 2, Schomburgk 1840). H. R. Schomburgk, en calidad de comisionado real para la fijación de límites en Guayana británica, visitó por segunda vez el RT en 1842 acompañado por su hermano el botánico Moritz Richard Schomburgk (Schomburgk 1847-1848), quien propuesto por Alexander von Humboldt fue enviado por el rey de Prusia Friedrich Wilhelm IV con el fin de hacer colecciones biológicas para el Botanischer Garten y Botanisches Museum Berlin-Dahlem (Rivière 2006; Alexander 2011). Las colecciones de plantas (Schomburgk 1847-1848) y animales (Mayr & Phelps 1967) de estas expediciones fueron las primeras colecciones biológicas de las laderas superiores de un tepui (Huber 1995a). La máxima altitud alcanzada durante estas expediciones fue de unos 2000 m s.n.m.; no obstante, en las colecciones botánicas fueron identificadas varias especies nuevas y tipos nomenclaturales (Ule 1915; Steyermark 1966; Alexander 2011). Además de colecciones biológicas, se hicieron descripciones, mediciones y observaciones geológicas, meteorológicas y etnográficas (Burnett 2000), los resultados científicos sobre la flora y la fauna de estas exploraciones fueron publicados por Richard Schomburgk en tres tomos (1847-1848).

Figura 2: Panorama de la cadena oriental de tepuyes de Schomburgk (1840).

El segundo visitante fue el naturalista alemán Carl Ferdinad Appun, quien recorrió en 1863-64 el río Mazaruni hasta su confluencia con el río Kamarang, donde contrató los guías que lo acompañaron a recorrer la ruta 3b hasta llegar finalmente a las laderas del RT (Butt-Colson 2009), donde hizo colecciones biológicas, (Appun 1871). El fue el primer europeo que recorrió la ruta 3b en el alto Mazaruni (Butt-Colson 2009). Asimismo, su libro constituye la única fuente literaria sobre la supuesta «eclosión profética de Beckeranta» (de la Torre 2008), un movimiento profético liderado, hacia 1840, por un chamán llamado Awacaipu en el asentamiento de Ibirima-yeng (posiblemente era el mismo poblado conocido luego como Kavariana-remon) al pie de RT, quién considerándose un ser superior proclamaba fraudulentamente la transformación de los indígenas en personas tan poderosas como las personas de piel blanca. El relato culmina con una matanza (Appun 1871).

El británico Charles Barrington Brown recorriendo la ruta 2 visitó, en 1869 y 1872, el RT, donde llevó a cabo el primer estudio geológico (Brown y Sawkins 1875; Brown 1876; McDiarmid & Donnelly 2005).

Posteriormente, el objetivo de escalar la cima de RT fue perseguido infructuosamente por exploradores como Montagu Flint y su asistente Eddington en 1877 (Flint 1880; Im Thurn 1886), el oficial colonial Michael McTurk & J. W. Boddam-Whetham en 1878 y el ornitólogo inglés Henry Whitely en 1883. Los primeros recorrieron la ruta 1, los segundos la ruta 3b (Boddam-Whetham 1879; Im Thurn1886) y el tercero recorrió la ruta 3c para llegar a las laderas de RT y Kukenán-tepui.  Whitely hizo el primer estudio de la avifauna regional e indicó la presencia en la pared sudoccidental de RT de la cornisa posteriormente usada como vía de ascenso (Whitely 1884; Mayr & Phelps 1967). Con el fin de hacer colecciones de orquídeas, las laderas de RT fueron visitadas por el inglés David Burke en 1881 (Im Thurn 1886; Burkill 1901) y por el alemán Siedel en 1884, este último recorrió probablemente la ruta 3b y coincidió durante su estadía con Im Thurn y Perkins (Perkins 1885; Im Thurn 1885a; Burkill 1901).

El primer ascenso

Sir Everard Im Thurn, administrador colonial inglés y curador del museo de Georgetown, lideró una expedición que partió de Georgetown, en 1884, y subió por los ríos Esequibo y Potaro hasta la misión de Ichowra en el río Potaro, donde coincidió con un grupo de indígenas Makushi residentes en el occidente del río Ireng que visitaban la misión, quienes le sirvieron de guías y porteadores del camino restante (ruta 2) en su recorrido hasta el poblado de Tek-wono al pie del RT (Im Thurn lo denomina con el término Makushi de Teroota). Desde este poblado Im Thurn y su asistente Harry Perkins hicieron los preparativos que culminaron con el histórico primer ascenso a la cima del RT en diciembre de 1884 (Im Thurn 1885). Según Ule (1915) las colecciones botánicas de esta expedición dieron a conocer tres géneros nuevos y 53 especies nuevas. Antes de esta expedición, la cima del RT se consideraba inaccesible, por los acantilados escarpados que rodean casi completamente la meseta. Esto propició la creencia de que las cimas tepuyanas eran refugios de animales prehistóricos. A pesar que Im Thurn y Perkins no encontraron tales organismos en la cima, este ascenso no acabó con las especulaciones, pero si incrementó el interés científico. La popular leyenda y el reporte de Im Thurn desataron la imaginación y sirvieron parcialmente de fuentes de inspiración a Arthur Conan Doyle para escribir la popular novela de aventuras The Lost World (El mundo pérdido) (Doyle 1912), que versa sobre una expedición a una meseta sudamericana en donde aún sobreviven animales prehistóricos. Esta obra sirvió también de base para varias películas con el mismo título filmadas en 1925 (https://www.imdb.com/title/tt0016039/ consultado 04-12-2018), 1960 (https://www.imdb.com/title/tt0054038/ consultado 08-10-2019) y 1998  (https://www.imdb.com/title/tt0138581/ consultado 08-10-2019). La influencia (aún vigente) de la leyenda del «Mundo Perdido» en el campo científico (Rull 2004a) ha sido tan notable, que una hipótesis propuesta para explicar el alto grado de especialización y endemismo de la flora de Pantepui ha sido denominada como la hipótesis del «Mundo Pérdido» (Rull 2004b). Cabe señalar que estudios recientes (Berry et al. 1995; Pérez-Hernández & Lew 2001; Rull 2004a,b) indican que la biota de los tepuyes, considerados antes como refugios remanentes aislados, tiene conexiones relativamente jóvenes con otras áreas biogeográficas.

Otras expediciones del siglo XIX

El segundo y el tercer ascenso a la cima del RT fueron realizados por el recolector de orquídeas Mr. E. Kromer, en noviembre de 1886, y por Mr. Dressel, en 1887, respectivamente (Burkill 1901). Luego de su primera expedición a Kamarata, en el valle del río Akanán, en 1890 (Armellada 1949 citado por Thomas 1983; Brewer Carías 2007), el general venezolano Nicolás Meza remontó durante su segunda expedición, en 1894, los ríos Cuyuní y Chicanán, tramontando luego la sección noroeste de la Sierra de Lema hasta llegar a las sabanas del río Akanán aguas arriba del Carrao (Gómez Bruzual 1991; según una memoria del Ministerio de Relaciones Interiores citada por Barceló Sifontes, 1982) y de ahí seguir camino hasta la GS (ruta 5) logrando llegar hasta RT (según Armellada, 1949 citado por Thomas, 1983).

Los exploradores Frederick V. Mc Connell y John J. Quelch hicieron dos expediciones al RT, recorriendo la ruta 2 en 1894  y la ruta 3b en 1898, pernoctando en la cima de RT durante 3 días en 1894, y 9 días en 1898 (Quelch 1895; Burkill 1901; Lankester 1900; Ule 915), lo que les permitió adelantar el primer inventario exhaustivo de la flora y fauna de la parte meridional de la cumbre de RT. Sus colecciones botánicas sobre los 1650 m de RT, depositadas en Kew Botanical Garden, sumaron un total de 239 espermatófitas, 88 pteridófitas, 63 briófitas, y 11 talófitas (Burkill 1901; Huber, 1995b). J.B. Harrison con H.I. Perkins y C. W. Anderson examinaron en 1899-1900 la geología de RT (Harrison 1908).

Exploraciones importantes de los siglos XX y XXI

Una comisión anglo-venezolana emprendió tres expediciones en 1900, 1905 y 1910, para medir y colocar un hito trifronterizo en la cima del Roraima (Tate 1930; Warren 1973; Healey 1987). El botánico alemán Ernst Ule hizo abundantes colecciones botánicas durante una expedición al RT, entre diciembre de 1909 y enero de 1910. Asimismo, describió la vegetación y las especies importantes de RT según la fisionomía y la posición altitudinal (Ule 1915; Huber 1995b).

El pastor adventista O.E. Davis viajó con fines de evangelización desde Georgetown remontando los ríos Cuyuní y Venamo, siguiendo a pie por el alto Kamarang (Butt-Colson 2009) hacia el nordeste de la GS hasta llegar a mediados de 1911 al poblado indígena de Kavariana-remon (Kawariana Ramono sensu Roroimökok Damük 2010; Kaualiánalemón o Savariana-ramonó sensu Huber & Febres 2000) al pie del RT (ruta 6b), donde falleció (Butt-Colson 1985; de la Torre 2008).

El etnólogo alemán Theodor Koch-Grünberg hizo una expedición al RT con el fin de estudiar las culturas indígenas, que partió de las sabanas al norte del río Branco, arribando en octubre de 1911 (ruta 4) a los poblados indígenas de Tek-wono (Denóng sensu Koch-Grünberg o Tök-wonó sensu Butt-Colson 1998, Huber & Febres 2000) y Kavariana-remon. Estos poblados, hoy desaparecidos, estaban localizados al pie del RT y separados por una corta distancia (Koch-Grünberg 1917-1924, Butt-Colson 1985; de la Torre 2008). Su investigación analizó las lenguas indígenas, hizo registros de mitos y cantos de los Taurepán y Arekuna en textos, fotografías y grabaciones, incluyendo una filmación corta, e hizo observaciones sobre la flora y la fauna (Koch-Grünberg 1917-1924).

Unos meses más tarde, a finales de 1911 e inicios de 1912, el sacerdote jesuita Cuthbert Cary-Elwes(padre Ignacio), proveniente de Guayana Inglesa, visitó Tek-wono y Kavariana-remon (Butt-Colson 1985, 1998; Cary-Elwes 1947 a-b). Cary-Elwes repitió sus visitas en 1916 y 1920 (Butt-Colson 1988; Briceño Monzón 2007, García 2009). Él inició la evangelización católica en la GS (de la Torre 2008) y estableció una iglesia en Tek-wono (Armellada 1949 citado por Thomas 1983; Barceló Sifontes 1982; Arellano 1986) y durante su visita, en 1916, celebró la primera misa en la cumbre de RT (Butt-Colson 1998:3). En 1911, H. E. Crampton del American Museum of Natural History (AMNH) recorriendo la ruta 2 hizo un transecto biológico desde Georgetown hasta RT (Crampton 1913) con el fin de hacer colecciones biológicas y comparar los organismos que viven en bosques y sabanas a diferentes altitudes.

este valioso patrimonio natural está amenazado hoy día por el incremento del turismo y por los incendios sin control de la vegetación en la base del RT

El secretario colonial de la Guayana británica C. Clementi y su esposa hicieron, entre 1915 y 1916, una travesía desde Georgetown remontando los ríos Esequibo y Potaro hasta llegar y escalar el RT (ruta 2) (Clementi 1916; Healey 1987), ella fue la primera mujer que ascendió al RT. A lo largo de la travesía desde Holmia (cerca de la confluencia de los ríos Potaro y Chenapowu) hasta al RT varios puntos fueron localizados astronómicamente (Clementi 1916). Entre 1923 y 1931, los misioneros benedictinos alemanes B. Eisenhard, O. Hammer, A. Salvini y A. Meyer procedentes del alto Surumú en Brasil ingresaron para evangelizar en la GS, erigiendo capillas en Akurimá, Apoipó y Wonkén (Myers 1936; Armellada 1976; Barceló Sifontes 1982; Thomas 1983; Arellano 1986).

El explorador norteamericano Desmond Holdridge del museo de Brooklyn recorrió en 1926 la ruta 2 hasta RT (Tate 1932; Holdridge 1933, 1933b). Holdridge fue testigo ocular del evento de incendio de los bosques en el talud basal al sur del Kukenán-tepui y los taludes sudoccidental y suroriental del RT que tuvo lugar en abril de ese año durante la sequía extraordinaria de 1925-1926 (Tate 1932; Holdridge 1933) que afectó gran parte de Venezuela y el Amazonas, registrada como la sequía más fuerte del siglo XX (Williams et al. 2005) y conocida popularmente como la gran Humareda (Cabrera Sifontes 1982, Ernesto Sifontes citado por Knoch 1926). Posiblemente este haya sido además el incendio que afectó la mayor superficie de bosque en las bases del RT durante el siglo pasado.

Entre 1927 y 1928, se llevó a cabo la segunda expedición del AMNH al RT y alrededores con el fin de hacer una colección lo más completa posible de la flora y la fauna (Tate 1930; Anthony et al. 1931). La expedición, financiada por el Sr. Lee Garnet Day, estuvo liderada por el zoólogo George H.H. Tate, quien estuvo acompañado por su asistente el Sr. T.D. Carter, su hermano G.M. Tate y guías y porteadores indígenas. La expedición partió del río Amazonas, remontó el río Branco e ingresó en 1927 por el sur de la GS (ruta 1) (Tate 1930; Chapman 1931:5; Steyermark 1966). Durante una estadía de casi dos meses en la base y doce días en la cima del RT fueron recolectadas muestras de plantas y animales, las primeras fueron depositadas en el New York Botanical Garden (Huber 1995a) y las segundas en el AMNH (Chapman 1931). Además de las colecciones biológicas, Tate (1932) presentó una descripción de la litología, la vegetación y las especies vegetales y animales más importantes de diferentes zonas de vida de RT, acompañado por un croquis de vegetación, un perfil altitudinal (Tate 1932) y un mapa con la ruta de las expediciones más importantes hechas hasta ese momento (Tate 1930). Un grupo del ejército brasileño comandado por el Mariscal Cândido Rondon acompañó esta expedición desde la confluencia de los ríos Surumú y Cotinga (Tate 1932; Healey 1987; Hemming 1990b).

En 1927, el misionero adventista A.W. Cott y familia partieron de Georgetown hacia RT y establecieron escuelas y capillas en Luepa y Akurimá, las cuales funcionaron hasta 1931, momento de su expulsión de la GS por parte del gobierno venezolano (Barceló Sifontes 1982; de la Torre 2008). Los exploradores catalanes Félix Cardona y Juan María Mundó Freixas partieron en 1927-1928 de San Pedro de las Bocas y viajaron por el Caroní y su afluente el Tiriká hasta Wonkén en el suroeste de la GS, realizando levantamientos cartográficos de la región. Posteriormente, Cardona y Gustavo Heny ascendieron por primera vez a la cumbre del Auyán-tepui (Aguerrevere et al.1939; Barceló Sifontes 1982; Thomas 1983; Arellano 1986; García 2009).

Los misioneros capuchinos Ceferino de La Aldea y Nicolás Cármenes remontaron en 1929 los ríos Caroní y Urimán hasta Kamarata, siguiendo el río Carrao atravesaron el oeste de Sierra de Lema y regresaron a El Dorado por los ríos Chicanán y Cuyuní (Matallana 1941; Thomas 1983; Arellano 1986; CVG-AGS 1993; Brewer Carías 2007). En 1930, el sacerdote Ceferino de la Aldea y el Monseñor Diego Nistal viajaron desde Upata por la carretera hasta Tumeremo, donde siguieron en mulas hasta El Dorado, luego navegaron el río Cuyuní hasta el río Wei (Uey), seguidamente ascendieron la Sierra de Lema (ruta 6a), trepando un trecho de la sierra por una escalera de bejucos, para llegar a la GS (Matallana 1941; CVG-AGS, 1993; Murillo 2011), donde observaron las casas y escuelas en Ruepa (Luepa) y Kamarán (Kamoirán) en el norte y en Arapuepué (Arabopó) y Akurimá en el sur establecidos por los protestantes adventistas de la Guayana inglesa, los misioneros afirmaron que «jamás civilizado alguno, había trepado por aquellas montañas» (Matallana 1937), aunque cabe destacar que Robert Schomburgk en su segundo viaje al Roraima, descendió (ruta 6b) por el río Venamo atravesando la Sierra de Lema (Schomburgk 1847-1848). Según Matallana (1941: 90) «la exploración de la comisión de límites de 1905 entró por la cabeceras del Venamo» a la GS en su ruta hacia RT. Asimismo, Brewer Carías (2007) indica que el pastor A.W. Cott había atravesado la Sierra de Lema en 1929 pasando por el río Wei (Uey).

El entomólogo británico John G. Myers del Imperial Institute of Entomology navegó, en 1932, desde Belem do Pará hasta Boa Vista, remontó los ríos Branco y Tacutu para llegar a las sabanas de Rupununi y seguir luego la ruta boscosa a la margen izquierda del río Ireng hasta alcanzar la base del RT. El presentó un informe de sus  impresiones viajeras como ecólogo agrícola, explorando las posibles asociaciones entre hábitats vegetales e insectos considerados pestes agrícolas (Myers 1934), e hizo una breve descripción de los bosques y las sabanas en las laderas del RT poniendo énfasis en las especies herbáceas predominantes (Myers 1936). Albert Pinkus y el curador del British Guiana Museum P.S. Peberdy, provenientes de Georgetown recorrieron en 1938-1939 el RT durante 3 meses, incluyendo 10 días en la cima, y recolectaron 290 muestras botánicas que fueron determinadas y descritas por A. Smith (Smith 1940; Steyermark 1966); además hicieron colecciones de aves (Phelps & Phelps 1962). El biólogo norteamericano Paul A. Zahl recorrió la ruta 3c para ascender en 1939 a la cima del RT, donde recolectó hormigas gigantes (Zahl 1940).

La comisión exploradora de la GS auspiciada por los ministerios de Fomento, y Agricultura y Cría, realizó del 4 de marzo al 29 de julio de 1939 la primera exploración científica multidisciplinaria venezolana en la GS. El reporte resultante presenta trabajos cartográficos y descripciones geológicas, geomorfológicas, mineralógicas, edafológicas y de salud pública (Aguerrevere et al. 1939; Urbani & Alarcón 2007). Asimismo, un miembro de la comisión, el paleontólogo y geólogo estadounidense Gaylord G. Simpson, realizó estudios de etnografía de los indígenas Kamarakotos e hizo algunas colecciones botánicas (Huber 1995a).

Fray Cesáreo Armellada y el clérigo benedictino brasilero Vicente Ribeiro ascendieron en 1940 al RT para celebrar una misa (Armellada 1940). El célebre botánico venezolano-norteamericano Julian Steyermark, para aquella época curador del Chicago Natural History Museum, ascendió en septiembre de 1944 al RT con el fin de hacer coleccciones botánicas y buscar fuentes naturales de quinina (Steyermark 1966; Huber 1995c; Nehlin 1995). En el marco de su estudio sobre sabanas y climax de vegetación neotropicales, el ecólogo J.S. Beard hizo, en 1945, un viaje de reconocimiento exploratorio, viajando por vía aérea hasta Santa Elena de Uairén, desde donde continuó hasta el RT. (Beard 1953). El botánico Howard Samuel Irwin recolectó en 1955 muestras botánicas en el RT (Steyermark 1966).

Con el fin de hacer un sondeo geológico, P.H.B. Bailey, del British Guiana Geological Survey, logró en 1958 alcanzar las laderas en la base del extremo norte del RT, remontando los ríos Mazaruni, Kako y Waruma (MacInnes 1974). John Ogden de la Bangor University y Adrian Thompson hicieron, en 1963, el primer ascenso al Kukenán-tepui (Bangor University College 1963; MacInnes 1974; Warren 2000). Sin embargo, las primeras colecciones biológicas de este tepuy fueron hechas en 1977 (Brewer-Carías 2012).

Una expedición británica del Oxford Explorers Club liderada por Adrian Warren, en 1971, llegó a las laderas en la base del extremo norte del RT conocida como la proa. Aunque no logró su meta de llegar hasta la cima, Warren pudo recolectar una especie nueva de rana (Warren 1973, 2000; Brewer-Carías 2012). Fue en 1974, cuando un grupo de montañistas británicos liderados por H. MacInnes logró escalar por primera vez la pared hasta la cumbre de la proa. Esta expedición fue auspiciada por la BBC y el gobierno de Guyana, el cual tenía especial interés en lograr un acceso a la cima del RT por la vertiente norte sin tener que pasar por Venezuela (MacInnes 1974). Durante la expedición fueron recolectadas muestras de plantas y animales, entre las cuales se encontraron varias especies nuevas de sapos (McDiarmid & Donnelly 2005). En 1988, el paracaidista venezolano Rodolfo Gerstl realizó el primer salto en caída libre desde el tope del Kukenán-tepui a lo largo de la caída de agua del río Kukenán de 674 metros de altura (Gerstl 2017). Posteriormente, en los últimos 35 años se han completado una serie de ascensos a la cumbre de RT, muchos de ellos no registrados e ilegales; entre los escaladores legales se pueden mencionar a Jared Ogden, Gred Child y Mark Synnott, quienes escalaron la pared norte en 2003 y 2006 (Synnott et al. 2006); Stefan Glowacz y Holger Heuber, quienes escalaron la proa en 2010 (Abromeit 2013) y Adrian Warren y compañía quienes escalaron la cumbre sureña del RT en 1974 y el Kukenán-tepui en 1981 (Warren 2000). A. Thompson y R. Persaud de University of Guyana llegaron en 1973 por la ruta 3a a las laderas norteñas del RT donde tomaron muestras botánicas (Holttum & Edwards 1983).

El explorador venezolano Charles Brewer-Carías, como comisionado del Ministerio de Ambiente, lideró entre 1977 y 1978 las primeras expediciones helitransportadas a  RT, Kukenán-tepui, Aprada-tepui, Auyán-tepui, Ptari-tepui y Chimantá-tepui (Brewer-Carías 1978 citado por Huber 1995ª; Bewer-Carías & Petricca 2023). Como parte de la comisión mixta para la demarcación de fronteras, Brewer-Carías y colaboradores con el fin de hacer estudios geológicos, herpetológicos, fitosociológicos y botánicos visitaron el RT en 1976 (acompañado por el botánico J. Steyermark), 1977 y 1978 (acompañado por los botánicos J. Steyermark y F. Delascio); ellos además visitaron en 1977 el Kukenán-Tepui (Brewer-Carías 1978, 2012; Delascio Chitty 1983).

Un equipo del Kew Botanical Garden exploró en 1978 (ruta 3a) las laderas norteñas del RT para estudiar helechos arbóreos (Holttum & Edwards 1983). Entre 1978 y 1985 varias expediciones exploraron la flora de plantas vasculares en las laderas del extremo norte de RT (Gradstein & Florschütz-de Waard, 1989). Esta área también fue explorada en el 2001 por científicos del Smithsonian Institution y University of Kansas para hacer estudios ornitológicos (ruta 3a), aunque también recolectaron especímenes de anfibios y reptiles (McDiarmid & Donnelly 2005). Warrington, Brandham y Villis de University of Guyana visitaron, en 1980, las laderas de la sección norte del RT (Holttum & Edwards 1983).  

Investigadores de CVG-EDELCA realizaron, en 1986, inventarios de comunidades boscosas en las laderas basales y meridionales de RT y Kukenán-tepui (Hernández 1999). El herpetólogo norteamericano Bruce Means visitó RT y Kukenán-tepui en 1987-1988, 1991, 1992 (Means 1995) y 2003 (Means 2019) y Wei-Asipu-tepui en 2006 (Synnott et al. 2006). Entre 1992 y 1993, F. Michelangeli midió y caracterizó la composición de especies y la relación especie-área de 33 parches de comunidades vegetales en el borde suroriental de la cima del RT (Michelangeli 2000).

Un equipo italo-venezolano llevó a cabo en julio de 2000 la primera exploración espeleológica de cavidades en el Wei-Assipu-tepui, tepuy vecino al RT y localizado entre Brasil y la zona en reclamación (Carreño et al. 2002; Señaris et al. 2005), donde se hicieron además colecciones de anfibios y arañas (Villarreal et al. 2002). Como parte del inventario para el catastro espeleológico de Venezuela, la Sociedad Venezolana de Espeleología (SVE), ha realizado varias expediciones a RT, Kukenán-tepui y Wei-Asipu-tepui (Galán et al. 2004a-b). Entre 2002 y 2005, la SVE continuó el estudio de varias cavidades en la cumbre del RT localizadas en años previos (Galán et al. 2004a), el cual reveló que el Sistema Roraima Sur representa actualmente la mayor caverna del mundo en cuarcitas (Galán et al., 2004b).

Braun et al. (2003) hicieron en 2001 un inventario de avifauna en las laderas del extremo norte de RT. Entre 2002 y 2003, un grupo checo-eslovaco realizó estudios espeleólogicos (Šmída Branislav et al. 2003, 2005) y mastozoológicos (Havelková et al. 2006) en el RT. Según Carreño et al. (2004), estas expediciones contravinieron el código de ética de la Unión Internacional de Espeleología, lo cual suscitó una disputa internacional (SVE 2004). David Clarke y colaboradores del Smithsonian Institute ascendieron a la cima del Maringma-tepui en 2004, obteniendo así las primeras colecciones botánicas de este tepui ubicado a 17 km. al este de RT (Safont et al., 2014). Las dos últimas expediciones científicas importantes a la cima del RT, la primera en marzo de 2011 y la segunda en marzo de 2012, fueron emprendidas por investigadores de la Universidad de Barcelona, el Instituto Botánico de Venezuela y Marie Selby Botanical Garden. Durante estas expediciones se hicieron colecciones botánicas y midieron 20 parcelas de inventario vegetal con el fin de establecer una línea base de diversidad y endemismo de plantas vasculares para futuras comparaciones, dirigidas a comprobar la hipótesis de la migración ascendente de las plantas en respuesta al calentamiento global (Safont et al., 2014, 2016).

Epílogo

Las expediciones al RT han elevado apreciablemente el nivel de conocimiento científico regional en geografía, geología, botánica, zoología y antropología; ellas propiciaron asimismo un proceso más intenso de poblamiento y comercio, y sirvieron también como fuente de inspiración literaria y cinematográfica. Algunas expediciones contribuyeron indudablemente a expandir las agendas coloniales europeas de posesión y colonización (especialmente la británica) mediante la recolección de información, medición, mapeo y descripción del territorio (Burnett 2000) que posibilitó la posterior apertura política y económica en una región donde los límites de los países no estaban bien establecidos (McDiarmid & Donnelly 2005). Los primeros exploradores mostraron un arriesgado espíritu al adentrarse en territorios desconocidos, particularmente aquellos que se aventuraron en solitario como C. Appun y P.E. Ule. Mientras algunos expedicionarios fueron impulsados por el deseo de riqueza, para otros la motivación principal fue la curiosidad científica y el deseo de ampliar el conocimiento en uno de los espacios territoriales aún desconocidos en el siglo XIX, impulsados especialmente por el deseo, aún hoy vigente, de entender la biota de la región y dilucidar los factores que han determinado su evolución (McDiarmid & Donnelly 2005). Además del entusiasmo, curiosidad y deseo de conocer el medio natural y las poblaciones nativas del territorio que exploraban, naturalistas como R.H. Schomburgk, E. Im Thurn y T. Koch-Grünberg mostraron una cultivada sensibilidad literaria (Angosto Fernández 2013), ellos fueron profundamente influenciados por la «ilustración» y, en especial, por el pensamiento científico encarnado por Alexander von Humboldt y Charles Darwin (Dalziell 2002).

Lamentablemente, este valioso patrimonio natural está amenazado hoy día por el incremento del turismo y por los incendios sin control de la vegetación en la base del RT. Por su extensión y frecuencia, los incendios representan el principal agente de perturbación de los bosques en la GS (Galán 1984; Ablan et al. 2001, 2005). RT es actualmente el tepuy que recibe el mayor número de turistas. Los turistas mochileros que subieron a la cima del RT en el año 2006 fueron más de 3000 (da Silva et al. 2011), es decir cientos de visitantes pueden coincidir en el RT durante las temporadas de mayor flujo. Hoy día se aprecian daños, deterioro y contaminación del suelo y la vegetación natural por las actividades asociadas al turismo sin control como: pisoteo, acumulación de desperdicios y excrementos, extracción de piedras de cuarzo, apertura de senderos para excursionistas, aprovechamiento de piedras para los senderos, uso de madera como combustible de fogatas, extracción de plantas y animales, y escalada y aterrizaje de helicópteros. Asimismo se ha registrado la presencia de especies vegetales exóticas invasoras como Rubus urticifolius Poir. (Rodríguez et al. 2010) y de aguas contaminadas por bacterias fecales de origen humano (Rull et al. 2016).

Recientemente, ha surgido una nueva amenaza, el riesgo de incendio en cimas de tepuyes en tierras altas (Pantepui) con morfología tabular y escarpes verticales, las cuales habían estado hasta ahora aisladas y libre de incendios. Por el contrario, las cimas no aisladas de tepuyes con morfología piramidal (Huber 1988; Rull et al. 2019; Safont et al. 2016b) han sido afectadas por incendios antrópicos. El 4 de mayo de 2023, durante un recorrido de reconocimiento de plantas insectívoras en la zona central de la cumbre del RT fueron tomadas fotografías de huellas de un incendio de origen desconocido, pero probablemente antrópico (com. pers. Mateusz Wrazidio). Según la información disponible, éste sería el primer registro de un incendio en la cima de RT y el segundo registro de incendios en una cima de tepuyes tabulares en Pantepui (Gorzula & Huber 1992; Huber 1995d; Ablan et al. 2005; Rull et al. 2019), el primer registro fue un fuego fuera de control originado en un campamento en Auyán-tepui durante una expedición botánica de 1964 (Steyermark 1967 citado por Gorzula & Huber 1992).  

A lo anterior, se suma la amenaza que para la flora de Pantepui representa el cambio climático global, si se considera el estrecho rango de tolerancia de especies vegetales del RT ante las variaciones de humedad y temperatura (Rull et al. 2005, 2009). Se estima que esto podría ocasionar la extinción de varias especies de plantas endémicas por reducción o pérdida de hábitats (Rull & Vegas-Vilarrúbia 2006).

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Lionel Hernández A. (Maturín, 1956) es ingenierio forestal egresado de la Universidad de Los Andes (Mérida). Doctor en Ciencias Forestales, Universidad Georg-August de Göttingen, Alemania. Trabajó en INPARQUES y CVG-EDELCA. Prof. jubilado de la Universidad Nacional Experimental de Guayana (UNEG). Excoordinador del «Centro de Investigaciones Ecológicas de Guayana». Investigador Prometeo en Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Ecuador. 4 décadas de experiencia en ecología y uso de bosques tropicales. Posee más de 60 publicaciones científicas y 30 informes técnicos inéditos. https://www.researchgate.net/profile/Lionel-Hernandez; https://scholar.google.com/citations?user=MfF8viMAAAAJ&hl=de

Rafael E. García Peña (La Guaira, 1955) es ingeniero agrónomo egresado del Universidad Central de Venezuela, Informático Ambiental (Univ. Tec. Hamburg). Miembro de Grupo de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas (WCPA) de la UICN.Ha publicado, entre otras: Samburuku en la Región del Roraima (2022, Bubok Publ. S.L., Madrid), Remarks on the Venezuelan Protected Areas System as listed on the World Database on Protected Areas and CBD AICHI Target 11 (Rev. PARKS IUCN vol. 25.1 mayo 2019).

Eduardo J. Gómez V. (Maracay, 1967) es ingeniero agrónomo egresado de la Universidad Central de Venezuela (1994). Entre 1995 y 2005 fue Superintendente del Sector Occidental del Parque Nacional Canaima, Centro de Operaciones de Distribución Aragua de la Corporación Eléctrica de Venezuela (CORPOELEC) como Ingeniero de Proyectos para especializado en información geográfica asociada a los sistemas de distribución del estado Aragua. Es asesor en información geográfica (SIG) y manejo de áreas protegidas.

Este artículo se publicó originalmente en: Hernández L., R. García Peña & Eduardo Gómez (2021). «Crónica de las expediciones a Roraima-tepui». En: Febres G, Hernández L, Gröger A, Fernández A, Pérez AM & P. Navarro (eds.) La vegetación como pasión: Otto Huber. Un homenaje. Ediciones IVIC. Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), Venezuela & Botanischer Garten München-Nymphenburg, Alemania, pp. 135-156. Esta versión se publica con expresa autorización de sus autores.

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