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Neolengua roja rojita. Un glosario chavista

Alexandra Alvarez Muro (Washington DC, 1946) reseña el libro de Oscar Lucién, Neolengua roja rojita. Un glosario chavista (Abediciones, 2022), un trabajo de indispensable lectura para quienes viven en Venezuela y para quienes, desde fuera, buscan entenderla. Organizado en forma de glosario, el libro muestra cómo la dictadura instalada en Venezuela ha logrado dominar a su población no solo a través de la violencia y la represión militar, sino sobre todo a través del lenguaje.

No hay nada ingenuo ni casual en la neolengua chavista.
Tulio Hernández

El libro de Oscar Lucien es, para quien conoce algo del Tercer Reich, un homenaje a Viktor Klemperer y su libro de anotaciones. Para quien ha inhalado en Venezuela el llamado Socialismo del Siglo XXI en todas sus emanaciones, puede ser una revelación del alcance de la dominación que ha tenido y mantiene el chavismo. Los regímenes autoritarios han logrado dominar a su población y hacer de ella una masa sumisa a través, no solo de la fuerza física, sino sobre todo a través del lenguaje. Todavía hoy, los venezolanos se asombran de la miseria que ganan, de la desaparición de los servicios públicos y, en general, de la asfixia que lentamente los deja sin aire y sin libertad.

Lo más importante del libro de Lucien es, como lo hizo Klemperer en su momento, el hacer énfasis sobre el hecho de que la propaganda oficialista alcanza no solo a los acólitos, sino también a la más férrea oposición. Es el caso de la palabra “majunche”, aceptada por la oposición, en sus discuros y en sus camisetas, con la insignia: “Yo soy majunche”.

El sistema se adentra en la mente a través del lenguaje, poco a poco, con palabras que parecen ingenuas, pero que en el fondo forman parte de un sistema que quiere dividir, glorificar, engañar y confundir al prójimo, como dice Cánova González en su libro del 2020 con el título La neolengua del poder en Venezuela: Dominación política y destrucción de la democracia.

Klemperer (2020) sostenía que se trataba de construir un lenguaje unitario, uno para todos, sencillo y repetitivo, la lengua del “pueblo”, de forma de evitar el pensamiento crítico. Hablar como el pueblo entienda y repetir ad infinitum. El nazismo se propagó con la palabra, las frases, las formas sintácticas repetidas por millones y asimiladas mecánica e inconscientemente. Lo mismo hacen el chavismo y la mayoría de los regímenes autoritarios.

La obra de Lucien es un glosario, pero en esa forma alfabética, analiza, sistematiza y explica la relación de la lengua con la política, en este caso la del chavismo; aunque es una tendencia similar, simple y efectiva, en todos los regímenes totalitarios. El libro se puede leer de principio al fin, pero puede servir también como obra de referencia.

Para el autor, la revolución está en la palabra y la califica de “revolución nominalista”:

Nueva oralidad y modales frente a las convencionales formas protocolares rutinarias constituyen la antesala de un nuevo orden, la autodenominada revolución bolivariana, que calificamos una revolución nominalista. Tal nominalismo no responde solo al talante informal del teniente coronel ⎯pintoresco para algunos de sus románticos aliados (p.11).

Se impone una nueva concepción de la historia que la oposición asume sin más. Así ocurre con la división de la historia: la “Cuarta República” se asumió como la etapa democrática, vilipendiada por el chavismo, y la “Quinta República”, la actual dictadura, se entendió como el gobierno del chavismo. La idea de la Cuarta y Quinta Repúblicas pasan sin dificultad al discurso opositor. Con ello, también su consecuencia lógica: antes no hubo nada, la Quinta representa el nacimiento del país y se sataniza lo anterior.

El nazismo se propagó con la palabra, las frases, las formas sintácticas repetidas por millones y asimiladas mecánica e inconscientemente. Lo mismo hacen el chavismo y la mayoría de los regímenes autoritarios.

Según Lucien, con la nueva constitución vino también el primer cambio de alto calibre, el cambio del nombre del país al de República Bolivariana de Venezuela. Asimismo, el nombre del Congreso, que antes era bicameral, ahora tiene una sola cámara y se denomina Asamblea Nacional. La revolución misma se califica de bonita y se asume la adscripción socialista que Lucien pone entre interrogaciones (¿?) para pasar a depender de la dictadura de los Castro.

Tulio Hernández, en su magnífico prólogo al libro, sostiene que una de las primeras acciones explícitas del totalitarismo sui generis que es el Socialismo del Siglo XXI, ha sido efectivamente enturbiar el lenguaje. Dentro del divertimento –la joda, dice Hernández– viaja el veneno. El chavismo se dedicó a crear una semántica paralela, una nueva visión de la historia sin que la población se percatara: nuevos términos, sustituciones en la toponimia, auto referencias heroicas, místicas y guerreras, insultos. Las estrategias esbozadas por Lucien las resume Hernández en cinco elementos: La deshumanización del adversario, el culto verbal cuasi religioso a los seguidores del proyecto, la militarización del lenguaje civil y desvalorización de este último, la multiplicación del odio de clases a través de la naturalización del lenguaje soez y la resemantización de términos en apariencia discriminatorios, para darle al gobernante el papel de justiciero redentor. En esta reseña coincidimos con la mayoría de los tópicos que señala Hernández y agregamos: la legitimación de lo ilegítimo, la orwellización del discurso, el culto aparente de lo indígena y lo africano y la adhesión a lo políticamente correcto.

La deshumanización del adversario

El adversario para el autoritarismo es un enemigo despreciable. Oligarquía es lo que se calificaba como clase dominante y se acompaña de adjetivos como imperialista, terrorista, fascista. Pelucones son las élites del pasado colonial.

Lucien recuerda que escuálido equivale al “gusano” de la revolución cubana para designar a los opositores. Lo mismo “majunche”, para referirse al candidato opositor en las elecciones de 2013, Enrique Capriles. “Oligarcas”, “patriotas” y “antipatriotas” forman parte del léxico. En la pandemia del coronavirus se convierten en “trocheros” y “bioterroristas”; con ello la oposición ya no es rica, sino deleznable por pobre, por regresar por las trochas y querer contaminar al país. “Apátridas” son los opositores y la burguesía y su proyecto contrarrevolucionario.

Lenguaje soez y violencia

El discurso de Chávez es soez con los mandatarios extranjeros no amigos. Son “pendejos”, “ladrones”, “asesinos”, “mafiosos” y “criminales terroristas”.

Pero la revolución no es mal hablada, según Lucien, “ […] tal lenguaje es constitutivo de un modelo (autoritario y populista) de comunicación política…” (p. 14). Chávez usa “plasta” para designar una decisión del Tribunal Supremo de Justicia que le es adversa y victoria de mierda para referirse al triunfo de la oposición en el referendo de 2007.

La militarización del lenguaje

Lo que antes era un plan, ahora es una “Misión”, dice Lucien. Prácticamente todos los rubros se cubren con “misiones”: atención sanitaria, alfabetización, educación en todas las etapas, reservas militares, acceso a alimentos, desarrollo de cooperativas. Los denominados “colectivos” son amparados material y políticamente por el Estado. En realidad, son cuerpos paramilitares o bandas armadas que gozan de impunidad oficial, como La Piedrita, las Tres Raíces o Alexis Vive. Las Unidades de Batalla Hugo Chávez son también fuerzas de choque.

El nombre del Libertador se usa para afirmar la violencia. Así los Círculos Bolivarianos son bandas que actúan contra los opositores y sus manifestaciones. “Furia bolivariana” se aplica al sentimiento de los colectivos cuando van en contra de la oposición. Se llama la Primera Combatiente a la que antes hubiera sido la Primera Dama; en el pasado las primeras damas fundaron museos y hogares de cuidado diario. La esposa del mandatario actual perdió su nombre y su función.

La legitimación de lo ilegítimo

El chavismo legitima lo ilegítimo e inconstitucional a través del nombre: Los “acompañantes internacionales” –todos amigos del régimen– sustituyen a los observadores internacionales de las elecciones. Maduro instaura el Alto Mando de la Revolución, una instancia inexistente legalmente para derivar su autoridad. La Unión Cívico Militar de Maduro viola la constitución, porque se apoya en los militares para sus decisiones, no existiendo esa instancia jurídica en las leyes de la república. La Ley Antibloqueo 2020 le otorga poder ilimitado al gobierno para tomar medidas que son competencia de la Asamblea Nacional: desaplicar leyes, privatizar activos públicos, o convenir tratados internacionales. Se utilizan los medios públicos en cadenas de hasta ocho horas de duración; éstas son transmisiones conjuntas a través de las emisoras de radio y televisión que, en Venezuela, son mensajes gubernamentales. En las Operaciones de Liberación del Pueblo, las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) asesina a los ciudadanos.

La orwellización del discurso

Se crea un vocabulario que podría llamarse orwelliano porque quiere mostrar la felicidad en que se vive en el país, el soma de Huxley. El pueblo reina en este reino del amor, convirtiéndose en el Soberano.
Se instaura el Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo, como el Ministerio de Paz de 1984. Como en la novela de Orwell, donde el Ministerio del Amor administra castigos, tortura y reeducación, en Venezuela se crea la Ley contra el Odio aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente en 2017 y se castiga la opinión en las redes sociales, como fue el caso de Inesita Terrible y de otros muchos tuiteros. Se crea la Gran Misión Amor Mayor Venezuela dirigida a la población de la tercera edad que no había cotizado en el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS); pero las pensiones de retiro son irrisorias e insuficientes. Lo mismo ocurre con la Gran Misión Hijos de mi Pueblo Venezuela, que ofrece atender a menores y madres embarazadas en situación de pobreza y queda en promesa. A los Niños de la Patria, los niños abandonados, no se les saca de la calle, sino que se lleva a ella familias enteras.

“El mar de la felicidad” (expresión del Chávez) es el mar que nos une a Cuba. “Invasores del amor” son los cubanos, según Delcy Rodríguez, Ministra de Relaciones Exteriores en 2016. Ella hace un balance positivo de los invasores del amor.

Hay autoridades paralelas en todos los campos: el Protector del Pueblo es una autoridad paralela al gobernador opositor electo, la Asamblea Nacional que gana la oposición tiene una Asamblea Constituyente paralela; se crean universidades paralelas a las nacionales que no se rigen por la Ley de Universidades.

“Las Cuadrillas de Paz” son violentas y las “Zonas de Paz” son los barrios que han quedado bajo la jurisdicción de los llamados “pranes” (Presos con poder de mando en una cárcel, que desde allí coordinan y dirigen delitos). Allí se veta el ingreso y la vigilancia policial y el control queda en manos de las bandas hamponiles que dominan el territorio. El Día de la Dignidad conmemora el día del intento de golpe de estado de 1992. Un “patriota cooperante” es un espía de la revolución. El nombre de “buenandros” en lugar de “malandros” muestra la condescendencia con la delincuencia que sirve para mantener en sus casas a la clase media. “Dignificados” son las víctimas del deslave de Vargas en 1998.

La muerte se convierte en vida y así, a Chávez se le “siembra” cuando muere, no se le “entierra”. Con ello se convierte en el Comandante Eterno; de ahí también la consigna: “Chávez vive, la lucha sigue”. “Patria, socialismo o muerte” se convierte en “Chávez vive”. Se sacraliza al líder como estrategia en el discurso político.

Culto aparente de lo indígena y lo africano ¿o racismo?

La autopista Francisco Fajardo, que atraviesa Caracas, se llama ahora Autopista Gran Cacique Guaicaipuro Jefe de Jefes. El Día de la Resistencia Indígena se derribó la estatua de Colón de Rafael de la Cova: “Descolonizar todos los espacios públicos que llevan nombre de genocidas” pidió Chávez. Paradójicamente, los representantes de los pueblos indígenas no se pudieron incorporar a la Asamblea Nacional en 2015 y se negó una medida humanitaria al pemón Salvador Franco, quien murió en la cárcel de El Rodeo.

Guarimba, el “lugar seguro” de los indígenas, que forma parte de un juego infantil venezolano, se usó para criminalizar la protesta en el año 2014. Con ello se escondió la represión que dejó un saldo de jóvenes fallecidos.

Chávez recriminó a Obama que, “por su color de piel”; se esperaba fuese solidario con el régimen chavista: “Eres un afrodescendiente, pero eres la vergüenza de toda esta gente”, le espetó.

Lo “políticamente correcto”

Cierta “corrección política” campea en el discurso chavista. Se usa “abatido” para la pena de muerte aplicada por la policía, privados de libertad son los presos. Las ayudas sociales son sistemas de dominación: así el Bono Especial Compensatorio de Guerra Económica se paga a los inscritos en el Sistema Patria; no alcanza a dos dólares americanos. El sistema CLAP (Comité Local de Abastecimiento y Producción) demanda fidelidad política. El Carnet de la Patria, un documento para dirigir las ayudas sociales a la población vulnerable, es un control social y político de coacción.

El Bolívar Fuerte, con tres ceros menos y el Bolívar Soberano, con cinco ceros menos, muestran la tremenda devaluación de la moneda en el país. El “Ecosocialismo” ha hecho un daño irreparable en el Arco Minero: deforestación, degradación de cauces, contaminación de fuentes, destrucción de flora y fauna y la salud de los pobladores. El “sabotaje cibernético” (supuestamente opositor) esconde las fallas del sistema eléctrico, desatendido por el gobierno.

El título del libro, La neolengua roja rojita, remite a la locución de Rafael Ramírez con motivo de la expropiación de PDVSA (Petróleos de Venezuela, S.A), el 14 de febrero de 2009: “La nueva PDVSA es roja rojita, de arriba a abajo”. Es un libro de indispensable lectura para quienes viven en Venezuela y para quienes, desde fuera, buscan entenderla. Las entradas del glosario están bien hilvanadas, de modo que puede leerse de corrido. Es un invalorable material de consulta.

Lucien hila, en su obra, un tejido que nos hace ver las relaciones entre el discurso del autoritarismo y la destrucción de la democracia en Venezuela. La lectura se vuelve apasionante a medida que se transita por el alfabeto totalitario y se va develando la trama de la dominación y la represión que sufre el país desde hace dos décadas. El lector se da cuenta, como dice Hernández en su prólogo, de que “no hay nada ingenuo ni casual en la neolengua chavista”.

Lucien, Oscar. 2022. Neolengua roja rojita. Un glosario chavista. Caracas: ABediciones.

©Trópico Absoluto

Referencias

Canova González, A. 2020. “Propaganda y neolengua política en Venezuela (1999-2014). Un instrumento eficaz para dividir, glorificar, engañar y confundir”. En Canova González, Antonio et al. La neolengua del poder en Venezuela: Dominación política y destrucción de la democracia (Spanish Edition). Editorial Episteme. Kindle Edition.
Cánova González, A, Leáñez Aristimuño, C., Herrera Orellana, L. A.; Graterol Stefanelli, G.; Matheus Hidalgo, M. 2020. La neolengua del poder en Venezuela: Dominación política y destrucción de la democracia. Caracas: Editorial Episteme. Kindle Edition.
Hernández, T. 2022. “Oscurecer el lenguaje, castrar el pensamiento libre”. Prólogo del libro de Oscar Lucien, Neolengua roja rojita. Un glosario chavista. Caracas: UCAB, ABediciones.
Klemperer, V. 2020. LTI: Notizbuch eines Philologen (Reclam Taschenbuch) (German Edition). Reclam Verlag. Philipp Reclam jun. GmbH & Co. KG, Stuttgart: Kindle Edition.

Alexandra Álvarez Muro (Washington DC, 1946) es Licenciada en Letras de la Universidad Central de Venezuela y Magíster en Lingüística y Ph.D en Sociolingüística en la Universidad de Georgetown. Es profesora titular jubilada de la Universidad de Los Andes, Mérida. Como investigadora, ha trabajado sobre sociolingüística, análisis del discurso y español de América. Entre sus libros figuran: Poética del habla cotidiana; Textos Sociolingüísticos; Cortesía y Descortesía: Teoría y praxis de un sistema de significación; y, con Irma Chumaceiro, El español, lengua de América. Historia y desarrollo del español en el continente americano.

6 Comentarios

  1. Comentarios de Alexandra Álvarez sobre un libro que hace un recorrido por el léxico creado por el actual gobierno de Venezuela para lograr la adhesión y complicidad de aquellos ciudadanos que, ingenuamente, desconocen el poder subliminal del lenguaje. Excelentes comentarios que estimulan la lectura del libro de Oscar Lucien.

  2. UNA VEZ MÁS, ALEXANDRA NOS ANIMA CON SUS OBSERVACIONES SOBER LINGÜÍSTICA QUE EN SUS PALABRAS SERÍA SSOCIOLINGÜÍSTICA, Y NOS PONE AL DÍA CON LAS PUBLICACIONES EN LA DISCIPLINA MENCIONADA. POR OTRO LADO, SI ME PARCE QUE ES UNA MEDICINA URGENTE LEER EL LIBRO QUE RESEÑA.

  3. Hernán Rubin De Armas 0

    Alexandra Álvarez Muro impactó mi vida el día cuando la conocí, no recuerdo la fecha sino la ocasión. Venía yo del Museo de Bellas Artes, o de la Galería de Arte Nacional, en Caracas, donde aprecié la pintura de MAURO MEJÍAS, pintor venezolano residente en París y con una propuesta que surgía del psicodelismo, o la psicodelia. Venía entonces impactado con la visión del pintor y coincidí con Alejandra en una reunión familiar donde me dijo a manera de presentación que se había graduado en Gergetown de Socióloga Lingüista. Aquello y la cosmovisión del pintor conformaron un conocimiento de lo que Carlos Catanedls

  4. Hernán Rubin De Armas

    La pintura de MAURO MEJÍAS, en una exhibición de la Galería de Arte Nacional, Caracas y el conocimiento de Alexandra Álvarez Muro como Picolinguista, transformaron mi vida en lo que Carlos Castaneda llama «una nueva ontologia».

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