/ Bitácora

Hasta pronto, Ricardo Jiménez (1951-2024)

Ricardo Jiménez en Guacuco, Isla de Margarita, retratado por Ricardo Gómez Pérez. 2022.

Ha fallecido en Caracas el fotógrafo, docente y mejor amigo Ricardo Jiménez. Nacido en Caracas, Jiménez comenzó su carrera en la fotografía en la década de 1970, cuando hizo sus primeros cursos en la Escuela Frías y en el prestigioso Instituto de Diseño Neumann. Estas primeras experiencias formativas se completaron con un viaje al Reino Unido, donde estudió en el Sir John Cass School of Art y finalmente obtuvo un diploma como fotógrafo del Bournemouth and Poole College of Art and Design (1981).

En 1978, mostró su primera serie de fotografías, titulada “Inscapes“, compuesta por paisajes interiores urbanos que definirían una parte de su universo creativo. Un año después exhibió algunas obras con el Group Encounters, en la Gallerie Manchester.

En 1982, participó en la exposición colectiva “Los venezolanos“, organizada por María Teresa Boulton y Paolo Gasparini en la Photographer´s Gallery de Londres. Dos años después, su obra fue incluida en la muestra colectiva “49 años de fotografía artística en Venezuela“, en el Museo de Arte São Paulo, organizada por la misma Boulton. En 1985, realizó su primera exposición individual: “La Noche“, en la emblemática Galería Daguerrotipo de Caracas. Fue esta una etapa de lenta consolidación de la fotografía documental como medio de expresión artística en Venezuela. Ese mismo año, Jiménez recibió el Premio de Fotografía Luis Felipe Toro concedido por el Consejo Nacional de la Cultura. 

De su amplia obra, la crítica destaca la serie de imágenes incluidas en el fotolibro Caracas desde el carro (1994)una de las más significativas de su portafolio. De ellas, dice Horacio Fernández: “Ricardo Jiménez es un paseante, uno más de la fecunda tradición de los fotógrafos rodantes, [quien] utiliza el coche como un observatorio móvil desde el que registrar siluetas y contraluces.” 

La curiosidad y la capacidad para registrar lo cotidiano, la ciudad y su gente, le permitieron obtener una mención en el Premio de Fotografía Latinoamericana Josune Dorronsoro, organizado por el Museo de Bellas Artes de Caracas (2001).

Esa mirada atenta aparentemente invisible es la misma que registró un viaje a Ciudad Bolívar, del que surgió la serie “Bitácora“ (2002) –presentada en el Centro Nacional de la Fotografía–, un diario de imágenes en forma de fotolibro también premiado en la V edición de la Bienal de Guayana. Este ejercicio del cuaderno fotográfico de viajes se transformaría con el paso del tiempo en experiencia docente y pedagógica.

La ciudad que nos muestra Ricardo Jiménez es aquella que se puede ver desde el carro. El poeta Igor Barreto pondera estas obras como “fotografías donde los personajes transmiten atención en sí mismos y, lo que es más interesante, están o parecen estar en silencio”. Esta cualidad de paseante activo, de observador de ojo privilegiado y atención al detalle, el momento preciso, es un elemento esencial de su obra. No se trata de alguien que ejecuta el flaneur para simplemente deambular y desaparecer en la ciudad, sino de un cazador silencioso. “Turista activo que ha aprendido a perderse en la ciudad para poder encontrarla y de paso encontrarse, Ricardo Jiménez es un observador cuidadoso y discreto”, concluye Horacio Fernández. 

A lo largo de su carrera profesional el artista supo proyectar su talento y la calidad de su  trabajo compaginando la fotografía publicitaria y la docencia con su obra autoral. Una evolución que compartió junto a su socio y compañero de travesía, Ricardo Gómez Pérez. 

De este trabajo surgieron series como la titulada “Bodas“ (1993-2001), que fue portada de la revista ExtraCámara (2001). En el texto a la selección de fotografías curada para la desaparecida publicación venezolana, nos dice Yolanda Pantin:

“Desde el punto de vista estético es interesante observar las diferencias entre las fotografías oficiales de un matrimonio burgués y las que ha tomado Ricardo. (…) Las de Ricardo Jiménez son exactamente lo opuesto desde el momento que a la pomposidad ceremonial opone pequeños detalles “robados“ de la fiesta, gestos elocuentes y fragmentario de la vivencia humana. Las imágenes son muy contrastadas, y en tal sentido están emparentadas con las de la serie Caracas desde el carro, sobre todo, y también con aquellas visiones nocturnas de Bitácora; así, el pastel de bodas de esta serie tiene la calidad misteriosa de aquel memorable caballo blanco que habíamos admirado en la exposición sobre la Caracas fantasmagórica en mitad de la noche.“   

En su larga trayectoria Ricardo Jiménez colaboró con numerosas revistas. En la actualidad, Sus fotografías forman parte de las colecciones del Museo de Arte Reina Sofía (Madrid), Banco Mercantil (Caracas); Ignacio y Valentina Oberto (Caracas); Instituto Autónomo Biblioteca Nacional (Caracas); Stanislas y Leticia Poniatowski (Bogotá), Alexis Fabry (París) y Archivo Fotografía Urbana (Caracas).

Hasta pronto, querido amigo. 

Ana Enriqueta Palacios es investigadora y crítica de arte

2 Comentarios

  1. Sin lugar a dudas que Ricardo fue y es un fotógrafo que escudriñaba en el objeto para fotografiar su interior desde el exterior. Deja un vacío dentro del mundo de las artes venezolanas. Nos hará falta encontrarlo y conversar con él

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