Miguel Angel Campos / La imaginación atrofiada

11 diciembre 2023

En La imaginación atrofiada nos topamos con el desgaste de Murena al negarse a practicar la profecía y la denuncia; solo le atrae el “mal de las profundidades”, como a aquel macromegálico que Miranda conoció en un aposento cerrado. Es otro subterráneo [Unterirdischen], como el personaje que Nietzsche tipifica en el prefacio de Aurora—alguien que perfora, cava y excava. Junto a Murena está quien propulsó, según MAC, “una de las formas celebradas de la atrofia”: Gabriel García Márquez. Las hipérboles de este dan la impresión de un inventario de maravillas para el uso de un concilio extemporáneo: “El relator García Márquez, emula a los viajeros de regreso de Oriente, en la placidez de la Corte, dando testimonio a su Majestad”. La analogía concibe un primer movimiento que de inmediato pasa a la supuesta asonada política, complacida en plantear la utopía adolescente de apenas permutar un señorío por otro. Anteriormente, el oficio de relator estuvo asociado en el libro a Euclides da Cunha; el contraste resalta la actitud de quien acepta la duda y el trastorno, por un lado, y por el otro quien esgrime la tesis populista de la presurosa redención. Las modalidades menos encomiadas de la atrofia sobresalen como negación de lo probable, pero no desisten del cambio. Lo imaginario puede secarse por la repetición de lances sin azar—apta, eso sí, para confirmar los principios de la etiología—; sin embargo, su apertura es susceptible de concebir estructuras heteróclitas, que incluyen las incompletas; las que abocetan una sencilla calle en Filadelfia; las innumerables; las que apuntalan una cultura eternamente agónica; las freaks; las que precisan el retorno de un fantasma o un muerto; las contrahechas; las que de lejos parecen moscas… Miguel Angel Campos resolvió alterar la conducta previsible hasta hacer de las infracciones una poética, y con esa mudanza nos permite admitir que hay achaques necesarios. La imaginación atrofiada es la constante exposición de lo larvado o mal entendido, eso que en los archivos se guarda como bestia fantástica o como anomalía. A los rasgos de Miranda, Rip van Winkle, Wakefield, Soames y da Cunha puede sumarse el de la iguana taimada de Fray Mocho. Hay que, de nuevo, desagraviar el mal —no el petróleo ahora, sino el de otros elementos, igualmente hondos.

Fragmento del prólogo de Luis Moreno Villamediana.

Miguel Angel Campos
La imaginación atrofiada
Maracaibo: Fundaluz
2023
170 páginas