Oriette D’Angelo: «La fragilidad del cuerpo es una realidad latente»
En esta conversación, la poeta y artista venezolana Oriette D’Angelo comparte con Claudia Cavallin los ejes de una obra marcada por la memoria, el cuerpo y la violencia. D’Angelo revela cómo la escritura se convierte en gesto, resistencia y refugio frente al caos. La entrevista aborda su relación con Caracas, la experiencia migrante y el valor de la poesía como acto de libertad y resonancia. Un diálogo íntimo y lúcido sobre fragilidad, creación y supervivencia.
Con la frecuencia necesaria, ocurre siempre que la escritura personal puede transferirnos a muchos y, en este caso, a muchas, hacia la experiencia tristemente compartida de la violencia, donde los recuerdos se aproximan a lo que individualmente acontece, no sólo en las páginas de los libros, sino en la memoria de las lectoras. Como una de ellas, he tomado la libertad de trasladar los espacios repletos de silencios a las palabras e imágenes que Oriette D’Angelo utiliza para definir toda comunicación posible, como un acto de fortaleza, o de rebeldía y resonancia. Allí un «nunca» se puede reflejar en un «para siempre», o un «patriotismo en tierra» puede exigir el quiebre de otra «autoestima en tierra» ante el ego de un país, mientras se entretejen las luchas y los conflictos entre la fragilidad del tiempo, donde la historia se repite. Para hablar sobre ello, algunas interrogantes pueden acercarnos a aquello que en cada una de sus obras se equilibra con la valentía personal de un corpóreo e íntimo intento de fuga.
Claudia Cavallin: Comienzo con A tu cuerpo (Scrambler Books, 2025). Lo primero que leo/veo es tu profunda conexión con el habitar de una entidad corporal como si fuera una casa, cuyas ventanas se cierran y se abren a través de las palabras que se dibujan o se quiebran como los vidrios; o que reflejan el eco de una imagen. Si tuvieras que seleccionar una de las palabras que anidan sobre el papel colorido y especial ¿cuál escogerías entre «silencio» y «grito» ? ¿Por qué?
Oriette D’Angelo: En el caso de este libro, escogería la palabra «silencio». Es un libro muy íntimo donde permití que fuera la imagen lo que hablara primero. El collage sucedía y luego llegaban las palabras en forma de rompecabezas. Recorté palabras y frases de un libro y, a partir de la imagen, empecé a trazar la idea de un poema largo. Escojo la palabra «silencio» porque A tu cuerpo empezó siendo un proyecto personal y aislado sin ninguna pretensión de libro. Al terminar la libreta que fungió de manuscrito físico, sin embargo, creció en mí la necesidad de querer escanearlo y publicarlo. Es, además, bastante diferente al resto de mis proyectos. Es más pausado y muy dirigido hacia el «yo».
En este libro, las partituras tienen el mismo grabado de puntos que se elevan al final de una línea, como en las notas musicales o en las hojas que emergen de las ramas de los árboles. Allí usas una metáfora de la movilidad dibujada. Cito: «vértigo/espesura/se desliza/ entre líneas/y también en el giro de la existencia/ cuando muere/ despierta/ mi cuerpo» ¿Hacia dónde vas o vamos cuando una grafía musical originaria apunta los giros de nuestros propios movimientos?
Cuando uso imágenes como «vértigo», «espesura» o «el giro de la existencia», intento registrar un modo de estar en el mundo: inestable, movedizo, a veces desenfocado, pero intensamente vivo. Mi escritura, en general, apunta hacia una escucha del cuerpo y de la experiencia. Como si la poesía pudiera no solo narrar sino marcar el compás de lo que sentimos cuando el lenguaje ya no alcanza. Es una búsqueda de una comunicación pre-verbal, o tal vez post-verbal: la escritura como gesto, como coreografía íntima, como resonancia. ¿Hacia dónde vamos cuando seguimos ese trazo? Tal vez hacia una forma de lectura más corporal que racional, más afectiva. Una forma de estar en la lectura y en la escritura desde un movimiento común.
Desde esa movilidad imperante, me mudo ahora a otro de tus libros: Cardiopatías (Monte Ávila Editores, 2014), cuyo nombre palpita y se detiene bajo un único sentimiento, también llamado Homeland of Swarms (Co·im·press, 2024), traducido por Lupita Eyde-Tucker. Hace años, un veredicto hizo público los nombres que dejaron huellas o habitaron tu corazón, como diría Leticia Cortés. Una sala de emergencias, un crimen común, mujeres rotas. Caracas, para muchas, también nos trae recuerdos frágiles. ¿Dónde y cómo se (nos) olvida o se reconstruye la ubicación sentimental de la Caracas de ahora?
Caracas es un estado de duelo permanente. Nací en Caracas, pero me mudé a Lechería cuando tenía nueve años. Luego volví a Caracas para estudiar Derecho en la Universidad Católica Andrés Bello y mi relación con la ciudad fue siempre conflictiva. Viví allí desde el 2008 hasta el 2015, durante años bastante represivos y violentos. Siempre me daba miedo salir de mi casa y esa es una sensación que no se me olvida. Mi cuerpo se paraliza si escucho el sonido de ciertas motocicletas, también si escucho disparos. La única relación sentimental que tengo con Caracas es la del miedo y no sé cómo se vuelve de eso o se cambia esa realidad.
Ya que mantenemos en la memoria un giro hacia atrás, me gustaría preguntarte sobre tu diario de Iowa (2018-2019), Pájaro que muerde (LPS Editora), «ese mundo sin dioses que pide creer en algo». Muchos de tus escritos inician con un verbo en sus títulos: Resentir, Caminar, Pensar, Abrir, Leer, Revisar, Salir, Tratar, Ver. Otros giran entre dolorosas «sentencias» del segundo idioma: «This is a Lie» de The Cure, o «Why each of us must lose everyone else in the world.» Números romanos que parecen infinitos abren puerta a los cardinales que te definen. ¿Cómo lograste enumerar cada una de las cosas que te habitan?
Durante la escritura de ese libro estaba pasando por una depresión bastante grave. La enfermedad afectó mi capacidad de escribir y de leer, así que lo único que salió escrito en ese momento fueron listas. Hacía listas para todo, así que un día empecé a enumerar frases o anotaciones que sólo eran eso, frases o anotaciones. Empecé, también, a publicarlas en mi blog. Como en ese momento estaba cursando el último año del MFA de Escritura Creativa en Español de la Universidad de Iowa, era obligatorio cumplir con entregas en los talleres de escritura. Al no poder escribir, mis opciones eran bastante limitadas. Un día se me ocurrió llevar esas listas al taller porque no tenía más nada que mostrar y hubo bastante entusiasmo. Un compañero, el escritor Miguel Serrano Larraz, me animó a que hiciera algo más con esos escritos, que lo transformara en un libro. El tono es diarístico porque es confesional y hablo de diferentes experiencias, rutinas, cotidianidades. Enumerar fue una manera de darle orden a todo el caos interno de ese momento.
Quisiera salir de tus obras por un instante, para conectarnos con lo que se valora en el mundo editorial. En la 61.ª edición de los Premios Literarios PEN América -los llamados «Óscar del Libro»-, se hicieron públicos los mensajes urgentes de resiliencia y resistencia. ¿Hasta dónde puede llegar la literatura como una fuente confiable de la libertad de leer y escribir, o como pilar de la libertad de expresión y la democracia?
El arte es la forma más pura de libertad. Siempre me siento libre cuando escribo y creo que, de perder eso, ya no podría escribir o, mejor dicho, ya no me gustaría escribir. La literatura es, sin duda, una forma de resistencia. Una vez escribí que yo sí quisiera que la literatura me salvara de algo (como respuesta a quienes dicen que la literatura no salva de nada), pero efectivamente la literatura me ha salvado durante los peores momentos de mi vida. Siempre que estoy atravesando momentos difíciles me refugio en la escritura de Reinaldo Arenas, Raúl Zurita, Piedad Bonnett, Juan Gelman y muchos otros autores de cabecera. Vuelvo a ellos una y otra vez porque también escribieron y escriben para ser libres, para resistir a sus distintos contextos. La literatura me da fuerza porque ellos escriben para ser fuertes y enfrentar el caos.
Ya que hablamos del valor de estos mensajes, pienso en tu experiencia como escritora y como mujer. En el evento de Poesía en Abril (2025), estuviste con Yolanda Pantin, María Ángeles Pérez López, Rocío Ferreira: Género, sexualidad, palabras, escritura, poesía. ¿Qué se aprende al compartir de manera directa la poesía y que se debería decir a través de ella para que las mujeres puedan destacar los detalles más íntimos e intransferibles a través de la escritura?
Soy parte de la organización del festival Poesía en Abril y haber tenido la posibilidad de compartir con escritoras de esa talla fue un gran privilegio. El festival es precioso porque reúne voces diversas donde, sí, existe la posibilidad de compartir a un nivel personal con los invitados. Se aprende mucho porque uno puede conectar en un nivel emocional con las poetas que uno admira y la distancia que separa a los autores de los lectores se vuelve más pequeña.
Para finalizar, vuelvo a las imágenes y a tu obra. En mi boca se abrirá la noche (Libero Editorial. 2023) es el título de una historia «que se afinca en la carne», en la raíz de los dientes, en un cielo profundo que se puede tocar con la lengua. Has convertido las palabras en un cuerpo, desde la infancia. Pasas luego a las heridas de bala, a los maniatados, a los fracturados, a los huesos calcinados. ¿Vivimos en un frágil cuerpo? ¿Qué debemos hacer las que seguimos adelante con todo nuestro quiebre a cuestas?
La fragilidad del cuerpo es una realidad latente, sí. Y, como dices, creo que eso es lo único que se tiene que hacer: seguir adelante, enfrentarnos a esa fragilidad y tratar de entenderla. Hacer algo con todos esos fragmentos.
©Trópico Absoluto
Oriette D’Angelo (Caracas, 1990) es escritora y artista visual. Actualmente cursa el PhD en Español de la Universidad de Iowa, donde también cursó el MFA de Escritura Creativa en español y se desempeñó como editora de la revista Iowa Literaria. Obtuvo un certificado en Estudios de Género otorgado por la misma universidad. Fundadora y editora de la revista digital Digo.palabra.txt y del proyecto de investigación y difusión #PoetasVenezolanas. Magíster en Digital Communications & Media Arts por DePaul University, Chicago. Autora de los libros: A tu cuerpo (Scrambler Books, 2025); En mi boca se abrirá la noche (Libero Editorial, 2023); Pájaro que muerde. Diario de Iowa, 2018-2019 (LP5 Editora, 2022); y Cardiopatías (Monte Ávila Editores, 2016).
Claudia Cavallin (San Cristóbal, Venezuela, 1972) es Profesora Asociada en la Universidad Simón Bolívar (Venezuela) y docente en el Departamento de Lenguas y Literaturas de Oklahoma State University. Es autora de los libros: Ciudades de película: Ficciones urbanas del cine, la literatura y la música (Editorial Académica Española, 2012) y Espectros de la palabra. La metáfora en Borges: los juegos del lenguaje que hacen posible la configuración de un universo de imágenes recursivas (Editorial Académica Española, 2012). Entre 2012 and 2015, fue directora de Estudios. Revista de Investigaciones Literarias y Culturales.
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