/ Literatura

Alejandro Puyana: En ‹Freedom Is a Feast› le levanto un espejo a mi país

Claudia Cavallin entrevista a Alejandro Puyana (Caracas, 1985): «En ‹Freedom Is a Feast› le levanto un espejo a mi país, a mi identidad como venezolano y pregunto ¿Reconocen nuestra humanidad? ¿Hay algo útil en esta historia? Mi esperanza es que, no importa de dónde vengas, ambas respuestas sean "sí".»

Alejandro Puyana (Caracas, 1980). Foto cortesía del autor.

Cuando inicias las páginas de una novela en inglés, para retornar a tu país natal donde todo lo que sucede vívidamente se adhiere siempre al español, la primera inquietud como lector es esa rotación en la memoria que pareciera un juego de palabras. Dos idiomas, dos visiones que suelen ser traducciones del español original en otras novelas venezolanas, esta vez se han fusionado antes de la escritura.  Como palabras ya unidas, en Freedom Is a Feast (Boston: Little, Brown and Company, 2024), de Alejandro Puyana (Caracas, 1980), partimos de cierta gramática anglosajona que, de vez en cuando, nos pregunta por un «¿cafecito?» para luego decir «¿gracias?».  Dobles signos de interrogación permanecen allí, como también lo hacen algunas referencias históricas y políticas desde la visión del escritor.  Otros dobles signos de exclamación le confieren al lenguaje el fuerte eco de los gritos en Venezuela. En los Estados Unidos, bajo el sueño de la mancomunidad identitaria, como parte ya de una angloesfera donde giran los idiomas y los recuerdos, un libro así puede detallar ciertos cambios políticos de las últimas décadas, desde la ficción y bajo el giro de las voces.

Claudia Cavallin: En tu novela Freedom Is a Feast percibo la memoria combinada con la ficción en situaciones particulares. Inicias con la dedicatoria «To Teodoro Petkoff, whose real story I couldn’t tell because no one would have believed it», vale decir, los lectores partimos de una historia no contada de un líder político, de un intelectual, del director de TalCual, de quien podríamos aprender más lecciones. Partiendo de Petkoff, para llegar a tu obra ¿Cómo te autodefinirías como escritor venezolano ahora que la ficción te abre otras puertas, en otro idioma, en otro país? ¿Cuál es tu historia no contada?

Alejandro Puyana: Creo que lo que me define es una necesidad absoluta de mantener mi identidad venezolana—de tener una conexión con el país que amo. Yo me vine a los Estados Unidos en 2006, con 26 años de edad. En siete años va a llegar el día en que mi vida se divida en dos, la primera mitad en Venezuela, la segunda en el exterior. Yo sólo soy escritor porque me fui, y porque esa nostalgia, ese extrañar, esas memorias, me empujaron a indagar sobre mi propia identidad. ¿Soy menos venezolano porque no vivo ahí? ¿Tengo menos derecho a sufrir lo que nos ha pasado porque no estoy luchando en persona? ¿Cómo puedo contribuir a la vida cultural de un país al cual no he vuelto en casi una década? Son preguntas complicadas. La única manera de responderlas fue volcándome a escribir Freedom Is a Feast, una novela que, aunque exista en inglés, es tan venezolana que no podía dejar dudas de quien era su escritor. Teodoro Petkoff (como inspiración para mi personaje Stanislavo), así como el golpe de estado del 2002, y la crisis carcelaria, fueron herramientas que le permitieron a mi memoria acceder a mis sentimientos sobre Venezuela.

Ya que mencionas «esas memorias”, desde las primeras líneas hasta el final, en tu novela hay un giro de palabras sobre aquello que se preserva del español y en ellas: «Harina Pan», «MI-RA-FLO-RES», «amor», «UH, AH, ¡CHÁVEZ NO SE VA!», «jefe», «catire», «comandante», «cierra la boca», significados dobles que permanecen desde hace tiempo atrás. Todas transfieren los años, todas permanecen en su idioma original. Te pregunto ahora ¿Cuál sería esa simbología autobiográfica que se mantiene siempre en español y que deseas compartir con tus lectores? ¿Los gritos en la calle que ensordecen y dominan; las palabras más sentimentales o hegemónicas que no se pueden traducir?

La experiencia de escribir este libro fue, por momentos, esquizofrénica. Partes venían en español, sobre todo el diálogo. Había días en que me sentía meramente un traductor, las palabras bajaban de mi mente y era mi labor conseguir la mejor manera de pasarlas al inglés (el libro fue escrito desde sus orígenes en esta lengua). Otras veces eran más mansas, ya amoldadas al idioma del libro. Lo cierto es que, desde el principio, sabía que había palabras que no iba a traducir: «catire» no es lo mismo que blond, «chamo» no es lo mismo que dude. ¿Cómo se traduce «menor» o «comadre»? No era importante para mí que un lector americano comprendiera exactamente qué significan estas palabras, el contexto de las escenas es suficiente. Era vital que un venezolano le diera el chance al libro y que se viera identificado con lo que estaba pasando. Y era indispensable preservar la verdad que contiene cada una de esas palabras, aunque solo pocos lectores las pudieran comprender por completo.

Destacando la intensidad de lo que narras, en tu novela personajes como Stanislavo y Emiliana navegan en un túnel entre los sentimientos y la memoria. Sus afectos son tan explosivos como las bombas. ¿Podemos considerar que lo que cada uno de ellos describe, siente o sufre, nos abre un mundo que representa lo que otros han tenido que enfrentar en un sistema crítico e inestable de la realidad en Venezuela? ¿Hay silencios u omisiones entre las líneas de la ficción?

Alejandro Puyana. Freedom Is a Feast. Boston: Little, Brown and Company. 2024.

Ese es el rol fundamental de cada personaje de ficción, abrirnos al resto de nosotros un portal, si no al entendimiento, por lo menos a la empatía. Por eso, la novela está escrita en inglés y no en español. Yo no le tengo que enseñar nada a los venezolanos sobre el sufrimiento colectivo o la injusticia, aunque en los últimos años me he dado cuenta de que todavía nos falta aprendizaje sobre la compasión o la epidemia del MAGAísmo venezolano, como una muestra de lo mucho que nos queda por aprender de nuestros propios errores. Pero uno de mis principales objetivos con el libro era que un lector americano, que no le interesara para nada Venezuela, pudiese igual engancharse con los personajes, enamorarse de ellos y, de paso, entender un poco a nuestro país y a su gente. Pasa mucho en este libro—hay bombas, escapes de prisión, juicios penitenciarios, balaceras, confesiones íntimas y traiciones—pero todo está atado a la humanidad de los personajes, a los afectos que los únen. Y ahí se encuentra la universalidad.

Comedia negra, obra de aventura, relatos de la miseria y el horror, son palabras que se usan para mencionar tu novela, donde se vislumbran cicatrices, tatuajes, cárceles, autoflagelaciones y decadencias del romanticismo en la revolución. Tú citas un libro dentro de otro libro y, como en Cien años de Soledad, tu novela también pareciera, en ocasiones, un documento, una carta, una nota del Gabo en la obra dedicada que allí aparece. Volviendo a Stanislavo, a Emiliana, a María… ¿Comienzan ellos a ser las voces de lo que se dejó alguna vez en Venezuela? ¿Freedom Is a Feast puede ser ese otro libro que nos ayuda a reconstruir nuestra propia historia migratoria?

Yo veo a Freedom Is a Feast como una explicación de la causa de nuestra migración masiva. Si un americano me pregunta ¿Por qué hay tanto venezolano rodando por ahí? le pudiese simplemente dar mi libro y lo entendería. En la novela nadie migra, nadie ni siquiera se lo propone. La novela se desenlaza entre 1964 y 2013, no necesariamente mucho tiempo atrás, pero sin duda en años mucho más inocentes. Para Stanislavo, por ejemplo, emigrar sería paralelo a traición. Para María o su hijo Eloy aún sería inconcebible dejar lo único que conocen. Pero hoy todos sabemos lo que nos traerían los primeros cinco años de Nicolás Maduro. Si pudiésemos ver a mis personajes hoy en día, muchos de ellos ya se hubiesen ido. De alguna manera la novela (como todas las novelas históricas meritorias) sirve como cápsula de tiempo. Creo que cualquier lector venezolano que la lea se verá en ella, reconocerá la Venezuela de ese momento, y sentirá sus propias nostalgias y tristezas, pero también espero que vea en los personajes nuestra resistencia, nuestro sentido de humor, nuestra valentía. 

Para finalizar y mudándonos a otro idioma que te identifica, quisiera usarlo como un puente desde una visión narrativa particular. Las palabras «What to read now? The Beauty of Debuts», que aparecen en World Literature Today, comparten tu pasión pues: «For authors, debuts might represent the culmination of a lifelong dream. » Partiendo de Jesmyn Ward, pasando por Isabel Allende, Nana Kwame, Adjei-Brenyah, Kat Tango, Megan Kamalei Kakimoto, Gerardo Sámano Córdova, hasta llegar a Szilvia Molnar ¿Cuál sería tu idealización de la narrativa más intensa en el mundo de la literatura que mencionas? Conectándote con los autores destacados ¿Qué heredamos en Freedom Is a Feast?

Sería estúpido ponerme a la par de Allende, Ward, Morrison y algunos otros que menciono en el artículo de World Literature Today. Pero Freedom Is a Feast forma parte de la conversación con esos autores, cuyo objetivo, quizás hasta obsesión, era hacer entender al lector su identidad. ¿Cuánto hizo La Casa de los Espíritus para mostrarle al mundo los horrores de la dictadura militar? ¿Cómo se mide el efecto que tuvo Beloved para hacerle entender a los americanos blancos el trauma colectivo que significó la esclavitud para los negros en los Estados Unidos? Si alguien quiere saber por qué los afroamericanos en los Estados Unidos todavía reclaman igualdad, es mucho más eficiente darles a leer Sing, Unburied, Sing de Jesmyn Ward, que ponerlos a ver noticias. Los escritores más jóvenes que menciono como Kakimoto, Sámano Cordova, Adjei-Brenyah, y yo, estamos intentando lo mismo. En Freedom Is a Feast le levanto un espejo a mi país, a mi identidad como venezolano y pregunto ¿Reconocen nuestra humanidad? ¿Hay algo útil en esta historia? Mi esperanza es que, no importa de dónde vengas, ambas respuestas sean «sí».

0 Comentarios

Escribe un comentario

XHTML: Puedes utilizar estas etiquetas: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>