Elisa Lerner (1932-2024), una presencia infinita
Elisa Lerner Nagler (Valencia, 1932 - Caracas, 2024) falleció ayer en la ciudad de Caracas. Lerner fue una destacada escritora, dramaturga, cronista y diplomática venezolana de origen judío, protagonista de la escena cultural venezolana de la segunda mitad del siglo XX.
Elisa Lerner Nagler (Valencia, 1932 – Caracas, 2024) falleció ayer en la ciudad de Caracas. Lerner fue una destacada escritora, dramaturga, cronista y diplomática de origen judío, protagonista de la escena cultural venezolana de la segunda mitad del siglo XX. Reconocida por su estilo literario, Lerner brilló especialmente en el género de la crónica, donde empleó una mezcla de ironía, lirismo y memoria para explorar temas universales desde una perspectiva profundamente venezolana. Su obra comparte un linaje literario con autoras judías latinoamericanas como Clarice Lispector y Margot Glantz, quienes, al igual que Lerner, abordaron cuestiones de identidad, lenguaje y humanidad con gran profundidad y sensibilidad.
En los años 50, Lerner comenzó su carrera como reportera en la revista Mi Film, firmando con el seudónimo Elischka. En 1956, se unió al grupo literario Sardio, donde compartió con figuras como Adriano González León, Salvador Garmendia, Francisco Pérez Perdomo, Rodolfo Izaguirre y Guillermo Sucre. Paralelamente, obtuvo su título de abogada en la Universidad Central de Venezuela en 1959. Ese mismo año, inició su colaboración en medios nacionales como la revista Imagen, donde comenzó a desarrollar las crónicas que posteriormente se recopilarían en libros como Carriel para la fiesta (1961) y Crónicas ginecológicas (1981). Estas obras, marcadas por un ingenio brillante y una mirada incisiva, son testimonio de su capacidad para transformar episodios cotidianos en reflexiones literarias de amplio alcance.
La dramaturgia también ocupó un lugar central en su carrera. Obras como En el vasto silencio de Manhattan (1961), premiada por el Ateneo de Caracas, y Vida con mamá (1975), que recibió el Premio Municipal de Teatro y el Premio Juana Sujo, consolidaron su reputación como una de las voces más originales del teatro venezolano. En su ensayo Yo amo a Columbo (1979), Lerner exploró nuevas dimensiones de su estilo, combinando una reflexión personal con la crítica cultural. Estas obras ejemplifican su habilidad para equilibrar tonos elevados y registros coloquiales, un sello distintivo que Salvador Garmendia describió como «el primer estilo del país».
A finales de los años 70, Lerner escribió textos humorísticos para El Sádico Ilustrado, demostrando su versatilidad y dominio del ingenio literario. Más tarde, entre 1984 y 1989, se desempeñó como consejera cultural en España, período durante el cual representó a Venezuela en la Embajada en Madrid. A su regreso, trabajó junto a Eugenio Montejo en la revista Venezuela del Ministerio de Relaciones Exteriores, tarea que desempeñó hasta su jubilación. En 1992, su obra Crónicas ginecológicas inspiró un filme dirigido por Mónica Henríquez y producido en colaboración con Channel Four de Londres.
Elisa Lerner fue galardonada con el Premio Nacional de Literatura en 1999. Su novela De muerte lenta (2006) marcó su regreso al ámbito literario tras varios años de relativa ausencia. En 2016, fue homenajeada en el Festival de la Lectura de Chacao, donde se reconoció su legado como una de las voces más influyentes de la literatura venezolana.
La obra de Lerner, que abarca el teatro, la crónica y la narrativa, combina una aguda observación de la realidad cotidiana con una profunda exploración de la identidad. Su ironía, siempre matizada por la metáfora, se convirtió en una herramienta poderosa para reflexionar sobre el país al tiempo que indagaba sobre la condición humana. Lerner era además de una figura literaria un personaje admirado y querido entre lectores y escritores por igual, una presencia que será difícil de emular en las letras venezolanas y latinoamericanas.
©Trópico Absoluto
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