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Auf Wiedersehen, Meister Weilheim. Gerry Weil (1939-2024) maestro del jazz venezolano

Gerry Weil retratado por Roberto Mata. s/f

Con profunda tristeza y admiración, despedimos a uno de los músicos más importantes de la Venezuela contemporánea, el austriaco-venezolano Gerry Weil, quien falleció este sábado 16 de noviembre de 2024, a la edad de 85 años, en Caracas. Nacido como Gerhard Weilheim, el 11 de agosto de 1939, en Viena, Austria, Gerry Weil encontró en Venezuela no solo su hogar, sino el escenario perfecto para desarrollar una de las trayectorias más influyentes en el mundo del jazz en América Latina.

Su primer contacto con la música se dio a una edad temprana, cuando el jazz llegó a Europa después de la Segunda Guerra Mundial, fascinando a un joven Gerry que se dejó atrapar por los sonidos del swing de Glenn Miller. Sin embargo, fue a los 17 años, cuando se mudó a Venezuela en 1957, que comenzó a forjar su identidad como músico. En este nuevo hogar, el talento de Weil encontró la calidez de un país con una gran tradición musical, y rápidamente comenzó a estudiar y colaborar con músicos locales como Tito Fuentes, Eduardo Cabrera y Rubén Jacpo. Aunque su formación inicial fue principalmente autodidacta, más tarde profundizó en su conocimiento musical con estudios en la prestigiosa Berklee College of Music en Boston, Estados Unidos.

Durante su carrera, Weil no solo fue un notable pianista y compositor, sino también un prolífico arreglista y educador. En 1970 fundó La Banda de Gerry Weil, una agrupación que dejó su huella con el disco The Message. Dos años después, creó La Banda Municipal, un proyecto en el que fusionó los sonidos tradicionales venezolanos con las tendencias contemporáneas, explorando el mestizaje entre el jazz y la música popular local.

Entre 1974 y 1981, Gerry Weil se retiró junto a su familia a Mérida, donde se dedicó al estudio y la interpretación de la música de Johann Sebastian Bach, lo que profundizó su conocimiento en la música clásica y amplió su universo musical. Este período fue clave para el retorno de Weil a Caracas, donde retomó su carrera y también comenzó a compartir su vasta experiencia como docente, formando a músicos que hoy son referentes en la escena musical nacional e internacional, como Ilan Chester, Huáscar Barradas, Otmaro Ruiz y Luis Perdomo, entre otros.

Uno de los grandes logros de su carrera fue su incursión en la música electrónica, convirtiéndose en pionero del uso de la tecnología MIDI en Venezuela. A partir de 1983, su experimentación con instrumentos digitales abrió nuevas posibilidades en la creación musical, lo que se reflejó en discos innovadores. También fue productor de importantes bandas y artistas, como Desorden Público, Tulio Chuecos y María Rivas, a quienes aportó su visión única de la música.

En 2006, Weil grabó uno de los discos más destacados de su carrera, Empatía, junto a dos grandes músicos venezolanos: el saxofonista Pablo Gil y el percusionista Nené Quintero. El álbum es una propuesta que fusiona la tradición del jazz con la energía y profunda sensibilidad de la música tradicional venezolana. Empatía fue aclamado por su excelencia técnica y emocional, y es un testimonio de la capacidad de Weil para conectar con otros grandes talentos y crear una música profunda y cautivadora. De ese disco, el tema «Brisas del Avila», compuesto por Nené Quintero, es toda una ventana a la nostalgia y la ensoñación con sonidos y atmósferas solo reconocibles por los habitantes de la capital venezolana.

Otro de sus logros notables fue el disco Gerry Weil con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar (2001), una obra monumental en la que el jazz y la música clásica se fusionan de forma magistral. En este proyecto, Weil demostró su capacidad para integrar géneros diversos, llevando su jazz a un nivel sinfónico que impresionó tanto a la crítica como al público. Este disco es un reflejo de su visión artística y su profundo entendimiento de la armonía y la improvisación.

En 2019, a los 80 años, publicó Weil Plays Bach, un álbum profundamente personal en el que volvió a sus raíces clásicas y reinterpretó algunas de las obras más emblemáticas de Johann Sebastian Bach. Este disco, que le permitió rendir homenaje al compositor que tanto le había influido, es otro ejemplo de la versatilidad y la profundidad de su obra, que abarcó desde el jazz más experimental hasta las obras más fundamentales de la música clásica.

En 2008, su labor incansable en la música fue reconocida con el Premio Nacional de Música, y un año después, el gobierno de Austria le otorgó la Orden al Mérito, como reconocimiento a su contribución al enriquecimiento cultural entre ambos países.

Gerry Weil no solo fue un virtuoso del piano y un maestro en su campo, sino también un creador que abrazó la experimentación, siempre buscando nuevas formas de expresión. Su legado se encuentra plasmado en discos como Sabana Grande (2020), con el que ganó el premio Pepsi por su canción Ananda, y en una obra que siempre estuvo marcada por la búsqueda de un lenguaje propio, donde el jazz se fusionaba con la música venezolana y la vanguardia tecnológica.

Venezuela, país que adoptó con tanto cariño y que consideraba su «segunda patria», pierde a uno de sus más grandes exponentes. Pero su legado perdura en la memoria de quienes lo escucharon y lo aprendieron, y en las generaciones futuras que seguirán inspirándose en su música.

Gerry Weil es, sin duda, uno de esos nombres que siempre estará vinculado a la historia de la música venezolana.

Descanse en paz.

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