Paolo Gasparini. Campo de imágenes en Sala MAPFRE, Madrid

Como si deseara abarcar la totalidad del mundo, la obra de Paolo Gasparini (Gorizia, Italia, 1934, y residente en Venezuela desde 1954) nos ofrece un viaje que recorre dos mundos opuestos pero que a su vez han dependido históricamente el uno del otro. Con su fotografía, el artista trata de eliminar precisamente esta visión etnocéntrica en la que Latinoamérica se ha conformado a través o en oposición a Europa y Norteamérica. Es el caso de Para verte mejor, América Latina (1972), considerado como uno de los fotolibros latinoamericanos más emblemáticos de la historia, o de Retromundo (1986), un fotolibro en el que, apoyado en la palabra poética, el autor establece un diálogo mediante imágenes contrapuestas entre el primer y el tercer mundo.

Su deseo es el de hacer una fotografía comprometida, que ayude a paliar las injusticias sociales, pero sin caer en el miserabilismo o el exotismo. En este itinerario que es su obra, el artista se detiene en ciudades como São Paulo, Río de Janeiro, La Habana, Ciudad de México o Caracas; también Londres, Nueva York, Los Ángeles, grandes metrópolis en las que la realidad de la vida asalta al propio autor y, como consecuencia, también al espectador. Tal y como señala María Wills, comisaria de la exposición, “tenemos en Gasparini a un visionario, ya que, desde los años ochenta, ha entendido la necesidad de crear historias visuales a partir de la internacionalización, en las que, de manera cuidadosa, establece paralelos que no borran las complejidades de cada lugar, pero donde ya se habla de territorios híbridos que, aunque cargados de contradicciones, pueden subsistir en el caos”.

Las imágenes de Gasparini son reales. Reflejan el caos de la vida contemporánea, los carteles publicitarios, los reflejos en los escaparates, los trabajadores terminando su jornada laboral, personas sin hogar, los paseantes, los altos edificios, las casas bajas, los anuncios de carácter político, las duras condiciones de vida de los campesinos andinos, y todo ello tratado desde el máximo respeto y dignidad, encontrando la belleza en ese caos cotidiano y mostrando su vitalidad.

Con veinte años el artista sale de su ciudad natal, Gorizia, para emigrar voluntariamente a Caracas, donde desde hace tiempo viven su padre y sus dos hermanos. Viaja con el bagaje cultural de la Italia de posguerra y con la lección del neorrealismo aprendida. Admirador de Paul Strand, dedica su vida a la fotografía, y pronto se da cuenta de la importancia del libro de artista como herramienta para generar narraciones visuales.

Actualmente, Paolo Gasparini es uno de los artistas más reputados del panorama internacional y en concreto del subcontinente latinoamericano. Sus fotolibros constituyen una crónica fundamental para entender la heterogeneidad de un mundo que desea ser global, pero que aún está marcado por las diferencias. Sus viajes, a partir de los que se conforma la exposición que presenta Fundación MAPFRE —realizada con fondos pertenecientes a sus colecciones—, constituyen el grueso de una carrera que abarca más de sesenta años. Un trabajo que hoy está presente en colecciones de instituciones tan relevantes como The Museum of Modern Art (MoMA), Nueva York; Philadelphia Museum of Art, Filadelfia; The Metropolitan Museum of Art, Nueva York; The New York Public Library, Nueva York; George Eastman House, Rochester, Nueva York; Hermès International, París; Bibliothèque Nationale de France, París; Fondation Cartier pour l’art contemporain, París; Fondation A Stichting, Bruse- las; o el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid.

©Trópico Absoluto

Texto del folleto de la exposición “Paolo Gasparini. Campo de Imágenes”.
Comisaria: María Wills Londoño.
Fundación MAPFRE, Madrid.
Fecha: Del 1 de junio al 28 de agosto de 2022