Tres años de Trópico Absoluto
Las revistas culturales, en especial en países del sur del planeta, tanto más cuando no cuentan con alguna forma de mecenazgo, suelen tener vida efímera. ¡Cuántas no hemos visto nacer y si acaso llegar a entregas que se pueden contar con muy pocos dedos! En Venezuela, a fines del período democrático, prácticamente todas las revistas de diversos sectores culturales las subvencionaba generosamente el Estado, sin pedir compensaciones ni límites de ningún tipo, al menos tangibles. Era, de todos modos, un exceso. Ahora, en la noche de la dictadura, no las aúpa nadie. Es la barbarie. Las que existen lo hacen milagrosamente. La cultura no congenia con los déspotas. Y en nuestro patio los mecenas han sido siempre escasos y no dados a estos niveles de pensamiento.
De manera que permítasenos al menos unas pocas líneas de orgullo por haber sobrevivido tres larguísimos años, con dos militantes, los amigos y los amigos de los amigos, y sin socorro financiero alguno.
Además, nuestro desafío era de los más difíciles. No íbamos a hacer ni actualidad ni política inmediata. Para decirlo brevemente, nos planteamos el reto de recoger, para que el viento no se lo llevara, todo ese material de investigación humanística –en el sentido más amplio, ciencias sociales incluidas– que, a pesar de todo, se sigue produciendo en los restos de nuestras universidades e institutos de investigación, o en la soledad del estudio, lo que quedaba de la bárbara demolición de nuestras casas de estudio e institutos culturales y de investigación. Y juntar esos pedazos de nuestra creación intelectual con lo que están produciendo también cientos de legionarios que ahora se encuentran regados por el mundo.
Claro que quedaban muchas cosas, el espíritu es difícil de callar. Bueno, nuestra tarea fue desde el principio darles salida a esos materiales, o casi diríamos darle cobijo, que por su extensión o por su especialísimo no tenían cabida en publicaciones dedicadas, con la mayor razón, al enfrentamiento, la noticia, la denuncia. O la literatura de creación que siempre ha contado con mayores espacios y capacidad de difusión. Un estudio sobre Berkeley o el teatro de la colonia o la génesis historiográfica de nuestra independencia, por ejemplo.
Sabíamos, de entrada, que nuestro público no iba a ser el de los grandes estadios. Pero estábamos claros en que nuestra apuesta era de largo plazo, esa de cuidadores de bienes mayores para que la cultura nacional no perdiera sus arterias más vitales y permanentes. Y para nuestra sorpresa –milagro de las redes sociales o magia del trópico– los concurrentes han sido bastante más que los esperados. Unas cuatro mil personas de todo el mundo, sobre todo de América (toda) y Europa, y por supuesto de Venezuela, circulan por nuestras páginas cada mes. Lo que ha aumentado nuestro entusiasmo y ratificado el compromiso con el proyecto.
En fin, que seguimos adelante, con el brío suficiente para esta tarea que no es fácil. En la seguridad de que en nuestras docenas de artículos ya publicados están registrados movimientos de nuestro pensar más hondo y permanente, en estos años de aplastamiento del espíritu por las botas del despotismo.
En tal sentido, le invitamos a acercarnos ese trabajo de ascenso que tanto afán le costó, o esa apasionada investigación doctoral llena de fervor por ese tema que siempre quiso suyo. Esas horas silenciosas de su hacer intelectual que mucho tiene que oponer al furor que pretende callarnos.
©Trópico Absoluto
2 Comentarios
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Felicitaciones
En estos tiempos, casi épico, mantenerse.
Auguri
Excelente iniciativa y trabajo que han sabido y podido mantener gracias a su tesón y valioso empeño. Que siga siendo así. ¡Felicitaciones!